La hora de los Pueblos: el (re)posicionamiento del Tercer Mundo ante la inminente caída del unilateralismo norteamericano

La hora de los Pueblos: el (re)posicionamiento del Tercer Mundo ante la inminente caída del unilateralismo norteamericano

Mohamed Bazoum, quien fuera hasta este momento el presidente de Níger, fue detenido en su casa durante la mañana del 26 de julio por miembros del Ejército Nacional. Algunas horas más tarde, por televisión, se confirmó lo sospechado: Bazoum fue oficialmente destituido. Junto a este anuncio, se comunicó la interrupción de las instituciones constitucionales y del cierre de las fronteras, debido al “continuo deterioro de la situación de seguridad y de la mala gestión económica y social del país”, tal como argumentaron los rebeldes. Esta experiencia en Níger se sumó a las vividas en lo que se conoce como el «cinturón golpista de África». El Sahel africano es una zona geográfica compuesta por varios países: Burkina Faso, Senegal, Chad, Guinea, Mauritania, Mali y Níger. Envueltos en una historia de sangre y dolor, estos pueblos fueron víctimas de la inestabilidad política, social y económica que provocada por el colonialismo que aún sigue vigente pese a sus tardías independencias. En 2020 Burkina Faso y Mali experimentaron dos golpes de Estado; en 2021, Guinea también se unió a la lista. Sudán sufrió también dos intentos de golpe de Estado en septiembre y en octubre del mismo año, los cuales fracasaron.

Desde el bloque occidental la subida al poder de Abdourahamane Tchiani, líder de la insurrección militar, no es bien vista. Estados Unidos, la Unión Europea y la CEDEAO (Comunidad Económica de Estados de África Occidental presidida actualmente por Nigeria) impusieron sanciones a Níger tras el golpe. Del mismo modo, Francia -que aún cuenta con más de mil efectivos militares en el país a pesar de haber dejado de ser colonia suya hace varios años-, declaró que respalda los esfuerzos del bloque africano para devolver al poder a Bazoum.

A pesar de sus grandes niveles de pobreza, Níger está entre los 10 mayores productores mundiales de uranio, suministrando el 15% del total que consume Francia para su energía y representando así una quinta parte de las importaciones totales de uranio de la UE. Sin embargo, el interés francés y occidental por mantener controlado a Níger va más allá del vínculo económico. Este país representa un gran aliado estratégico occidental en la región, después de que las juntas militares de Mali y de Burkina Faso hayan expulsado a la política francesa de sus países y se hayan aproximado a Rusia.

Frente a posibles intervenciones extranjeras, la junta de gobierno llamó al reclutamiento masivo de voluntarios para ayudar al Ejército ante la creciente amenaza de una acción militar de la CEDEAO. Los gobiernos de Burkina Faso y Mali se asumieron como «aliados» de Níger en caso de una intervención militar extranjera. Argelia, por su parte, expresó que no participaría de ningún intento militar por destituir a la nueva administración nigerina prefiriendo las soluciones pacíficas en el continente.

Créditos: Diario El País

Determinados en su acción y pese a diversas conversaciones, como la que se sostuvo con la vicepresidenta de Estados Unidos, la Junta Militar no da el brazo a torcer y comenzó a hacerse de apoyo popular. El 20 de agosto, en Niamey, miles de personas salieron a la calle para dar respaldo al golpe militar. El discurso detrás de la acción insurgente de este 2023 está lleno de referencias indirectas al poder neocolonial francés y sus consecuencias en el pueblo de Níger. Banderas francesas quemadas y cánticos en contra de París se pudieron ver y escuchar en los diversos focos de disturbios.

Más allá de occidente, los conflictos sobre soberanía nacional se replican. Dos personas armadas, identificadas como extranjeras, dispararon a peregrinos en un santuario ubicado en una ciudad del suroeste de Irán. Aquí, como señala el presidente del país, hay una cuestión insoslayable de fondo: la necesidad de los grupos económicos concentrados de crear caos, golpeando a quien está conduciendo el proceso de independencia y soberanía en la región, a través de los planes del régimen de Israel y los países como el Reino Unido y EE.UU. contra la seguridad y la estabilidad de la región.

Por su parte, Siria, a mediados del mes de agosto, denunció la violación del espacio aéreo por parte de los aliados de Estados Unidos en la región. Se detectaron 18 violaciones cometidas por ocho cazas F-35, cuatro aviones Typhoon, un par de cazas Rafale y dos parejas de aeronaves no tripuladas MQ-1C de la ‘coalición antiterrorista internacional’. Es menester recordar que Estados Unidos y varios países de su órbita invadieron Siria en 2014, con la excusa de emprender “una lucha contra el terrorismo”.

Los pueblos del tercer mundo se encuentran dispuestos a defender su soberanía, sus intereses nacionales, tradiciones, cultura y modos de vida, contra los intereses foráneos de las grandes potencias que lucraron históricamente con los conflictos bélicos. La inestabilidad política africana y los constantes conflictos étnicos y sociales no se dan por casualidad: el continente entero se dividió, como si fuera una torta, a fines del Siglo XIX por las potencias europeas. Los límites rectilíneos que caracterizan a muchos países africanos tienen que ver con eso: dividieron etnias por la mitad y, en consecuencia, constituyeron estados de acuerdo a los intereses económicos de las potencias europeas y no en función de los procesos sociales y culturales de los africanos. Sumidos en una extrema pobreza producto de más de un siglo de sobre explotación de todos sus recursos, cuando intentan liberarse son acusados de “insurgentes” y se planean golpes de estado y masacres para recuperar el control sobre las personas y las materias primas. Como siempre planteamos, la riqueza europea y yanqui fueron siempre en función de la pobreza del resto del mundo.

Créditos: BBC

Pero cuando esa explotación les genera consecuencias directas, se desentienden del conflicto. Hace años vemos como miles de migrantes mueren en el Mediterráneo, producto de la acción de Europa para repelerlos o no socorrer deliberadamente a las embarcaciones naufragadas, dejando morir así a las personas que escapan de la violencia política que ellos mismos generaron. En el caso de Italia se registraron, solo en 2023, 101.386 migrantes, un 107% más que el año pasado.

Monseñor Gian Carlo Perego, presidente de la Fundación Migrantes de la Conferencia Episcopal Italiana, habló de una situación dramática y señaló los vacíos en el «sistema de acogida: actualmente hay un retroceso porque muchas personas se ven obligadas a salir de los centros para que puedan ubicarse los nuevos migrantes que están llegando».

En este contexto, Varsovia irrumpe en el seno de la Unión Europea con una medida que pone en cuestionamiento la centralidad de la UE y el parlamento europeo.  La propuesta general hacia toda la comunidad europea, aprobada en junio a pesar del voto en contra de Polonia, consiste en que los Estados miembros deben recibir a todos los solicitantes de asilo y, en caso de no hacerlo, imponerles el pago de hasta 20.000 euros (más de 21.000 dólares) por persona no acogida. En su negativa, el gobierno polaco plantea realizar un plebiscito donde pregunte a la ciudadanía si desean apoyar «la admisión de miles de inmigrantes ilegales de Oriente Medio y África bajo el mecanismo de reubicación forzosa impuesto por la burocracia europea».

Tanto el aumento de las migraciones como de las revueltas sociales, y la intervención de las clásicas potencias, no puede explicarse por fuera de la crisis del sistema capitalista, y la expulsión permanente de cada vez más sectores sociales.

Créditos: La Izquierda Diario

Mientras tanto, ante la crisis inminente propia de la época, el norte global hace lo que mejor sabe hacer: financiar armamento y demonizar a todo aquel que no sigue su modelo. Por ejemplo, el gobierno alemán planeó aumentar su financiación para el programa de Fortalecimiento de las Capacidades de Seguridad de la OTAN en US$5900 millones, más que duplicando los US$2200 millones que puso el año pasado. Al mismo tiempo, incrementa su asistencia militar a Ucrania con tanques, obuses y drones para atacar a Rusia, dándose a conocer nuevos ataques de la OTAN con drones y misiles a distintas regiones bajo control ruso.

Pero esa sed de guerra no es solo por morbo bélico. El imperio estadounidense tiene el problema de que la tendencia del capitalismo es siempre la concentración por el achicamiento de los tiempos de producción y, por lo tanto, de la ganancia. Pasar del mundo unipolar a un mundo multipolar es, necesariamente, abandonar el modo de producción capitalista: como no hay lugar para “varios” imperios, la existencia de varios polos de poder político y económico implica la socialización de las ganancias de la producción mundial. El proceso de crisis político en la arena internacional de Estados Unidos va de la mano con el proceso de crisis del capitalismo ya que, luego de la caída de la URSS, fueron su conducción y exponente prácticamente hegemónico. Y, también necesariamente, ese proceso no puede darse sin una profunda crisis de su propia sociedad. La sed de consumismo proliferado en Estados Unidos alcanzó récords novedosos. El Banco de la Reserva Federal de Nueva York declaró que los estadounidenses usaron las tarjetas de crédito más que nunca, dejando deudas con saldos que superan el billón de dólares por primera vez, mientras que la morosidad de las tarjetas de crédito está en su punto más alto en 11 años.

Créditos: Diario El País

Sin embargo, este grande del norte no tiene nada asegurado y tiene claro que, desde el Oriente, viene creciendo un grande en la escena mundial que ya es difícil de opacar. La República Popular de China entabla relaciones de beneficio mutuo de forma cada vez más profunda con el resto de los pueblos del mundo. El ministro de Relaciones Exteriores de China mantuvo una comunicación con el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, en la cual le transmitió el compromiso que China asume para “profundizar sus relaciones mediante diálogos institucionales y asociaciones estratégicas”.

Según datos de la Administración General de Aduanas de China, entre enero y julio del 2023 el comercio de China con Rusia aumentó en un 36,5% mientras que con EEUU cayó un 15,4%. Por su parte, Serguéi Lavrov, Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, declaró que “Rusia está dispuesta a potenciar aún más la comunicación y la coordinación con China en el marco multilateral de las Naciones Unidas, el BRICS y la Organización de Cooperación de Shanghai, para así oponerse a la hegemonía, resistir al unilateralismo, promoviendo la democratización de las relaciones internacionales y salvaguardar la equidad y la justicia internacionales”

Mientras China crece consagrándose, por ejemplo, como el mayor exportador de vehículos del mundo durante la primera mitad de este año, los Estados Unidos buscan estrategias para no perder su dominio y ganar adeptos.

En este sentido, el gobierno yanqui pretende limitar la inversión en tecnologías en el extranjero por parte de sus empresas, con el objetivo de cortar el crecimiento de China y detener a aquellos países que comienzan a cuestionar la subordinación a Estados Unidos. Por lo tanto, se ha dispuesto que sus empresas no podrán invertir libremente en el extranjero en tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial (IA) y la computación cuántica, si implican a «países problemáticos», en los cuales el Departamento del Tesoro citó a China como ejemplo. Siguiendo esta línea, si los ciudadanos estadounidenses llegasen a realizar negocios en China, deben informar al gobierno norteamericano sobre aquellas acciones que impliquen inversiones en semiconductores, computación cuántica e inteligencia artificial, tres sectores en los que China ha logrado significativos avances en los últimos años.

Ante un capitalismo débil, los pueblos del mundo no se rinden y comienzan a levantarse, dejando de aceptar los años de sumisión y dominio. Si los desplazamientos forzados de personas, las interferencias comerciales y las guerras y las invasiones son síntomas de un sistema en decadencia, la alzada popular no es más que la respuesta lógica ante una situación que ya no se puede aguantar. En los últimos esfuerzos de los grandes imperios se encuentra la semilla de su propia muerte, ya que la avaricia y el egoísmo les impidió ver que donde ellos plantaban violencia, los pueblos cosechaban valentía y organización. Lo que fue, a principios del siglo XIX, un sistema económico revolucionario que adelantó a la humanidad en pocos años lo que no había avanzado en toda su historia, se convirtió ahora en una traba para el desarrollo y en un peso para la realización individual y social del 99% del planeta. Sin embargo, ninguna potencia ha relegado pacíficamente sus privilegios, por lo que liberarse de esas trabas es la tarea de los movimientos revolucionarios.


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