A contramano del mundo
El próximo miércoles 13 de septiembre se va a cumplir un mes de las PASO. Sergio Massa, actual ministro de Economía y ungido candidato presidencial de Unión por la Patria (UP), conserva su candidatura en un escenario completamente difícil: ser candidato y ministro a la vez, tratando de recomponer salarios y sobrellevando la post-devaluación de la moneda nacional. Ante esta situación, lanzó el “Nuevo Programa de Fortalecimiento de la Actividad Económica y del Ingreso para las familias argentinas”, un programa que incluye una serie de medidas, que tienen la intención de revaluar los salarios de los empleados del sector privado y del sector público.
Para ambos grupos, se estableció que recibirán:
- Una suma fija de $60.000, a pagarse en dos cuotas mensuales, no remunerativa y por única vez, absorbible por las paritarias.
Cabe destacar que la medida aplica sólo para trabajadores con salarios netos de hasta $400.000 mensuales.
Sobre la política, Massa agregó que la intención es invitar “a las provincias y municipios para que hagan el esfuerzo junto al Estado nacional”, dejando a voluntad de cada jurisdicción la opción de pagar o no. Naturalmente, esta medida no significa una recomposición del poder adquisitivo de forma integral, en relación a los niveles de inflación y pauperización económica sufrida hace largo tiempo en los sectores populares. Más bien es otro de los “parches transitorios” para sortear la situación compleja que hoy acontece.
Por otra parte, los actores que juegan cartas de importancia en los marcos electorales están terminando de ajustar sus piezas para encaminarse a las elecciones generales. En esa sintonía, podemos encontrar a representantes industriales entusiasmados con algunas promesas de Milei, relacionadas sobre todo con el supuesto “ajuste necesario”. Pero, en la misma medida, desconfían de alguna de sus propuestas -especialmente los vinculados a las relaciones internacionales-, como la de romper vínculo con el Mercosur y deshacer relaciones con Brasil y China, que hoy son mercados dinámicos para la compra de insumos ante la falta de dólares y que además representan los principales destinos de las exportaciones argentinas. El mismo día en el cual se confirmó la próxima incorporación de la Argentina al bloque “BRICS” Milei declaró, en el Council of the Americas, que su alineamiento geopolítico “es con Estados Unidos e Israel. Nosotros no nos vamos a alinear con comunistas”. El futuro en materia geopolítica es primordial, teniendo en cuenta los factores que cobran voz en el marco de las relaciones internacionales, donde muchos ya hablan de “multipolarismo”. Mientras la desdolarización avanza en el mundo, la subordinación de nuestro sistema monetario a la moneda norteamericana es una de las principales promesas de campañas del candidato liberal-libertario. Con respecto al Fondo Monetario Internacional (otro de los actores de importancia), Milei blanqueó una reunión en la que se refirió a las reformas que pretende implementar. Una de ellas es el famoso ajuste fiscal, el cual promete que será “más importante que el exigido por el Fondo”. Mientras que Milei ya tiene puesto el traje de presidente, desde el organismo respondieron que fue “un contacto de rutina con líderes políticos”.
Por el lado contrario podemos ver, ya de forma más concreta, como también empiezan a clasificarse posturas desde los sectores sociales que conforman el frente nacional: «quisiera que se regulen las grandes empresas»; «…sé que suena feo, pero hay que hacerles entender a los grupos económicos concentrados que les toca perder«. Se trata del presidente de la Confederación General Empresaria de la República Argentina (CGERA), Marcelo Fernández, quién afirmó entre otras cosas que “ninguna de las propuestas” del candidato presidencial de La Libertad Avanza «favorece al sector PYME» y que elegir a Milei por parte de los empresarios nacionales sería el equivalente a “suicidarse”. A partir del informe elaborado por UCEMA PYMES, se observa fácilmente cual es el rol que juega el pequeño y mediano empresariado en la Argentina no solo en cuanto a lo económico, sino -principalmente- en su aspecto social y laboral. En dicho informe, se destaca que:
- En enero de 2023 existían un total de 520.847 PYMES registradas en Argentina, lo que representa el 98% del total de firmas empleadoras.
- El 77% del empleo privado en la Argentina es generado por el sector PYME.
- El 98% del total del sector, son empresas con hasta 100 empleados. Y el 84% del total tiene menos de 10 empleados (asimilable a la categoría de microempresa).
- Sólo el 2% del total de las firmas registradas (unas 9.800 empresas), emplean a más de 100 trabajadores.
La elección de Milei implicaría, además de un suicidio para el pequeño y mediano empresariado, un suicidio para los cientos de miles de obreros que trabajan en un sector industrial que corre peligro de desaparecer.
En síntesis, el futuro de la Argentina depende de la elección de un ministro de Economía que no ha logrado representar los intereses de las mayorías populares. La lenta reacción de la dirigencia peronista va en consonancia con su incomprensión del mundo y de la sociedad que dicen defender: mientras que en las elecciones se expresó un fuerte mensaje en contra del sistema político tradicional y de la paupérrima situación económica, la respuesta del gobierno solo alcanzó a un bono de $60.000, limitado y dividido en dos cuotas. Mientras los grupos económicos siguen ajustando día a día al pueblo, las vacilaciones de Alberto Fernández ahora continuadas por su “sucesor” hacen que sea muy difícil convencer a la sociedad de que este es el mejor camino posible. Sin embargo, a menos de dos meses de la elección, las propuestas tanto de Javier Milei como de Patricia Bullrich demuestran que esto es así: es una necesidad patriótica el garantizar que Sergio Massa sea el próximo presidente argentino. Pero esto no basta. El campo nacional y popular debe entender que el capitalismo esta agotado como sistema económico y que la democracia liberal burguesa ha llegado a un récord histórico de rechazo social (50% o más). El inconformismo con las dirigencias políticas debe transformarse en acción o será capitalizado por nuevas caras puestas por el poder económico que, al igual que el Gatopardo, cambiarán todo para que nada cambie.