Barajar y dar de nuevo: cómo se reacomoda cada espacio

Barajar y dar de nuevo: cómo se reacomoda cada espacio

Por:  Victoria Sosa

Mientras Massa afina su potencial programa de gobierno, Milei se tambalea y Juntos por el Cambio se resetea. Democracia o abismo, la consigna que define la postura de los perdedores para el balotaje. Los enojos internos ante el acuerdo Macri-Milei-Bullrich.


El arte de la política no es para cualquiera. Mucho menos para aquellos que construyen su programa basándose, únicamente, en la oposición al otro y no gestando objetivos comunes por el bien de la Nación.

Durante toda la campaña del candidato por Unión por la Patria, Sergio Massa, pudimos escuchar su propuesta con dos ejes claros: la creación de pacto nacional y un gobierno de unidad. Ambas aristas incluyen ideas concretas para mejorar la industria, el comercio y la calidad de vida de los trabajadores. Como contraparte, pudimos ver los diferentes discursos de la oposición, como el de La Libertad Avanza, donde en su acto de cierre de campaña se pudo escuchar a Alberto Benegas Lynch, uno de los economistas de la fuerza política, sugerir suspender las relaciones diplomáticas con el Vaticano donde reside el Papa Francisco o, como prefiere mencionarlo Milei, “el maligno en la tierra”.

El problema de esta oposición que no tiene ni vínculos de afecto con la Patria, ni tampoco un verdadero interés en la clase trabajadora, es que cuando se les deja hablar libremente, se hunden solos. A través de su propia campaña pudimos ver que estos personajes quieren gobernar a un pueblo que desconocen y desestiman, ignorando la esencia católica de la ciudadanía argentina y tomándolos por estúpidos al querer ocultar sus propias propuestas.

Desde las PASO, Javier Milei desaceleró su imagen positiva al punto del estancamiento en el 30% | Créditos: Télam

En este sentido, distintos miembros de la sociedad civil alzaron su voz para expresar su descontento. En coherencia con la política del Papa Francisco, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, salió a defender la cultura del encuentro, así como la participación política de los cristianos. Lo hizo en abierta confrontación contra los planteos de Javier Milei, que exaltan al individuo y al Dios-Dinero como ejes ordenadores de la vida. En su homilía, el arzobispo primado reitera su exhortación a no dejar el Evangelio “en la puerta del cuarto oscuro”, en un llamado a la participación activa de los fieles en la jornada electoral del pasado 22 de octubre. 

Por otra parte, entender verdaderamente el accionar político permite jugar estratégicamente a la hora de interpelar al electorado. Las diferentes medidas impulsadas por el gobierno vigente, como la posibilidad de renunciar voluntariamente a los subsidios y la muestra del precio de los boletos sin la subvención estatal, son una de esas tácticas que busca verdaderamente llegar al pueblo trabajador, ya que toman las propias propuestas destructivas ajenas para demostrar que hay que ser consecuente con aquello que se dice. 

En declaraciones a la radio Rock & Pop, Massa dijo que:

«…una cosa es decir algo en la tele y en las redes, mientras otra cosa es aplicarla en la vida real porque tiene un impacto directo en el bolsillo del trabajador, del jubilado, del estudiante que se toma un colectivo o un tren y ve cómo el boleto del bondi se le va a $700 y el del tren a $1.100. En 20 días de ir a laburar, el costo de viajar sin subsidio sería $26.000, lo que sería más del 10% del salario en un tipo que gana alrededor de 200 lucas». 

Las urnas del 22 de octubre hablaron por sí solas. La participación subió al 77,67% del padrón electoral, en relación al 69% de las PASO de agosto, dejando la definición para el ballotage en noviembre entre Massa y Milei. Esta mayor participación y suba de casi 16 puntos porcentuales en Massa se debe, en parte, al saber capitalizar la propia retórica del contrincante, a la vez de mostrar un programa integral con un fin concreto. 

Sergio Massa, el ministro-candidato que pese a la inflación supo ganar la primera vuelta y posicionarse muy positivamente para el balotaje | Créditos: Télam

Ahora bien, ¿qué sucede cuándo un candidato con poco entendimiento del juego político y un poder real débil se encuentra en una situación desfavorable? Simplemente, se puede ver lo que éste realmente es. Por ejemplo, días previos a la votación y ante la posibilidad certera de que no alcance el porcentaje para ganar en primera vuelta, el candidato de La Libertad Avanza advirtió sobre un posible “fraude”

Sin embargo, el cambio más rotundo se vio al momento de salir a dar su discurso en el búnker luego de darse a conocer los resultados tentativos de la elección. El enfrentamiento con la “casta política” fue cambiando, poco a poco, para enfocarse al enemigo “kirchnerista” y la necesidad de un “cambio”. Quien hasta entonces era vista por el ala libertaria como una terrorista y asesina de bebés, que debía ser desplazada de la política, se transformó en su aliada. Aplica perfectamente al dicho: “Éstos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros”.

La gran derrota electoral se la llevó Juntos por el Cambio, perdiendo su lugar como la primera oposición al peronismo de las últimas décadas, generando una profundización en las divisiones al interior de las coaliciones y los partidos del antiperonismo. 

En este sentido, Patricia Bullrich y Mauricio Macri salieron a dar su apoyo a la candidatura de Milei. Esta decisión generó un choque estrepitoso hacia el interior de ambos partidos, donde rápidamente funcionarios y simpatizantes salieron a plantear desacuerdos profundos con esa alianza. El rechazo a la forma de tomar la decisión unilateral del PRO por parte de los demás partidos participantes de JxC, como en el caso del radicalismo y la Coalición Cívica, hace que la continuidad de JxC como espacio político deje de existir como la conocimos y se encuentre en plena reconfiguración

Mauricio Macri y Patricia Bullrich despertaron una gran interna en Juntos por el Cambio al confirmar su apoyo a Javier Milei en el balotaje | Créditos: Noticias Argentinas

El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta aclaró y señaló que el encuentro que tuvo Bullrich con Milei «fue a medianoche y en secreto». Además, opinó que «las dos opciones que tenemos para el balotaje son muy malas para los argentinos». Por un lado, respecto a la candidatura de Sergio Massa, negó cualquier tipo de apoyo y afirmó que los planteos de Milei «están en los bordes de la democracia y son peligrosos», e insistió en que no cree «en nada de lo que propone». 

Una postura parecida fue la que adoptó la Unión Cívica Radical (UCR) que, luego de una reunión del Comité Nacional, emitió un comunicado afirmando que “no apoyará a ninguno de los dos candidatos»

Si bien estas facciones de JxC plantean que no darán apoyo a ninguno, rechazan de plano el acuerdo con Milei y sus políticas neoliberales. Aunque no es de esperarse una manifestación abierta por Sergio Massa, no sorprende que en el resquebrajamiento de la coalición aparezcan expresiones que sí lo hagan, sobre todo de aquellos sectores radicales que llevan como bandera los democráticos gobiernos de Yrigoyen y de Alfonsín

Esta nueva reconfiguración de los actores en la contienda electoral nos permite observar que, a pesar de los nuevos -y no tanto- personajes, denominaciones, retóricas e ideas que han surgido, la política argentina se dirime siempre, desde la mitad del siglo XX, entre peronismo y anti-peronismo. El primero, con la idea de concretar la patria justa, libre y soberana. Mientras que el segundo, solo se preserva con el afán de aniquilar a su contrincante para poder así llevar a cabo cualquier tipo de negociado, sin importar las consecuencias que ello pueda implicar en la Nación Argentina y, sobre todo, en el pueblo trabajador.


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