COMUNIDAD
Traer a Perón
del exilio ideológico
Por: Emmanuel Valli
Organizar la esperanza al lugar donde nunca debería haber escapado el movimiento. Afilar la escucha y volver a Perón. La mirada desde las entrañas de la militancia y de los emprendedores de verdad.
Hoy en día está de moda hacer análisis de la realidad, que es cada vez más triste y desalentadora. Pero motivado por esa tristeza y decepción que genera ver, entender y sentir la actualidad, voy a tratar de correrme de esa lógica. No quiero limitarme a enunciar los problemas actuales, sino buscar un polo de esperanza en lo que viene.
Si bien Milei es el hombre que actualmente encarna todo lo que no nos gusta a los peronistas, debemos entender que él es el resultado de la crisis de valores generada en este mundo posmoderno, donde todo es relativo y no existen verdades absolutas.
Aun más, y en función de cómo viene la mano, en un contexto en el que la producción argentina —tanto capital como trabajo— está completamente afectada, es crucial aprovechar la lógica de crisis-oportunidad. Necesitamos transmitir formación política y moral a los actores productivos de la sociedad que fueron dejados de lado por mucho tiempo.
Uno de los grandes problemas que tuvo la sociedad argentina en los últimos años, sobre todo en la “década ganada”, fue el crecimiento económico de diferentes actores, que no estuvo acompañado por un crecimiento moral. Como resultado, se terminaron creando grandes masas de “desclasados”: personas que, al tener una pyme o un comercio, creían que sus intereses los iba a representar un cipayo como Macri. Ese descreimiento lógico, generado por la decepción y traición, llevó al pueblo a votar en contra de sus propios intereses, engañados por globos de colores y revoluciones de la alegría.Después de la experiencia macrista, la dirigencia peronista siguió el juego planteado por Durán Barba, mintiéndole al pueblo y fracasando rotundamente, cortando cualquier esperanza de credibilidad.
Este engaño terminó en la debacle actual. Las clases medias y bajas se frustraron tanto que votaron a un tipo con peluca que gritaba y les decía que los iba a perjudicar, solo bajo la premisa de que no les iba a mentir.
Hoy, esa misma dirigencia sigue haciendo las boludeces propias de un centro de estudiantes (como lo es la junta de firmas para frenar vetos presidenciales). Y es lógico dado que muchos de esos dirigentes actuales salieron de ahí, y empezaron a saltar de carguito en carguito, otro motivo de la deslegitimación dirigencial.
La única salida digna sería que se corran y promuevan una verdadera renovación. Cosa que no va a pasar, porque para eso hay que tener más amor por la patria y por el movimiento que por uno mismo.
No alcanza con que los fracasados generacionales del peronismo se corran. Los que queremos un movimiento genuino, ideológico y cercano a la realidad debemos tomar las acciones necesarias, no solo para ganar elecciones, sino para construir una patria mejor. La crisis actual, que afecta a toda la sociedad, nos da la oportunidad de demostrarle a los desencantados que los verdaderos defensores de sus intereses somos nosotros.
Milei, con sus políticas, ha generado algo impensado: la posibilidad de que Perón vuelva. Hoy más que nunca, está latente la posibilidad de volver a pensar en la comunidad organizada. ¿Por qué digo que Milei está abogando por el regreso de Perón? Porque está afectando a toda la Argentina productiva. Desde el empresariado grande hasta las pymes, cooperativas y trabajadores en su totalidad, todos están siendo perjudicados.
Si bien, años atrás, era difícil pedir solidaridad a ciertos sectores, hoy, cuando se les afecta la víscera más sensible —el bolsillo— será más fácil. Durante mucho tiempo, los liberales de izquierda que fueron, en muchos casos, dirigentes dentro de nuestro movimiento veían mal hablarle al empresariado. El éxito se percibía como algo negativo. Ser peronista se distorsionó al punto de parecer una tribu urbana en donde todos los aspirantes a dirigentes debían hablar sin la “s” como requisito, y usar remera de los redondos, pero de ideas mejor ni hablar.
La crisis dirigencial llegaba al punto que todos hacían cursos de coaching para decir cosas de la manera más bonita posible, pero nadie aportaba ideas ni trataba de buscar soluciones reales a los problemas de la mayoría.
Ahora… que hacemos con los compañeros deslegitimados y aun en posiciones de poder y como forzamos el recambio generacional?
Sin lugar a duda con organización, economía de fuerzas y división de roles.
Entre las acciones a tomar creo firmemente que es momento de dirigirnos a la clase media emprendedora. No creo que tengan los mismos intereses Alfredo Coto y el empresario pyme que tiene 2 almacenes en Morón. Es necesario aclarar estas ideas para volver a soñar en construir la comunidad organizada que, sin estos actores, es imposible. Necesitamos alejarnos de la lucha de clases promovida por ciertos sectores y acercarnos a la armonía y el equilibrio postulados por Perón.
Desde mi experiencia como empresario pyme y militante político, he convivido con ambas realidades. El comerciante y el productor pyme siempre han tenido prejuicios hacia la formación política porque, durante mucho tiempo, se les hizo creer, desde los medios de comunicación, que eran algo que no eran. Y desde la militancia nunca se puso en perspectiva la importancia de su formación.
Los que tenemos o tuvimos un emprendimiento con conciencia, sabemos que el proyecto va más allá del dinero, el emprendimiento se torna parte vital de nuestra vida, el generar trabajo es motivo de orgullo, el tener ideas innovadoras y ponerlas a prueba como cabeza de un plan, el cual le sirve de fuente de dignidad y medio de vida a las familias de las personas que ves todos los días y compartís muchas horas de tu día es increíble.
No es solo cuestión de proyectar la industrialización para tener más ingreso de divisas, es proyectarla para la creación de puestos de trabajo dignos. Es la economía al servicio del empleo, además de la creación de capital.
Por lo que es necesario también hablarle a quienes van a ser las cabezas de esas industrias y formarlos en valores e ideales patrióticos, formarlos en peronismo. ¿Cómo vamos a tener gobiernos eficientes sin estos actores que ya están acostumbrados a gestionar? Es momento de dejar los prejuicios de clase y jugar todos para el mismo equipo. El sentir colectivo nacional por sobre todo.
Los libertarios se hicieron fuertes con el discurso de la economía al servicio del capital, como los boludos que vendían productos de limpieza en las estafas piramidales, o los otros de sé tu propio jefe que son supuestos traders pseudo leones de la venta y otras yerbas que terminaron todos haciéndole campaña a Milei. Esos mismos tipos que nunca produjeron ni crearon medio puesto de trabajo honesto.
Es hora de recuperar al del almacén, al de la carnicería, al que se puso a fabricar remeras y al del bar de la vuelta. Son nuestros pares, vecinos, amigos, familiares. Hoy, más que nunca, van a estar receptivos a nuestro mensaje, porque estamos sufriendo todos juntos.
Es difícil, pero no imposible.
Me motiva pensar en cómo serán las paritarias entre compañeros, en donde se beneficie a toda la población. Donde la industria crezca a diario, junto con el empleo de calidad. Donde la autorrealización sea una realidad y la felicidad esté a la vuelta de la esquina.
El otro día, hablando con un compañero mayor con vasta experiencia, le planteé la necesidad de hacer un gran acuerdo nacional. Se rio y me dijo: “No lo vuelvas a decir porque pareces radical”. Y tenía razón. No necesitamos un gran acuerdo nacional. Necesitamos retomar la creación de la gran ideología nacional. Y esa ideología no puede ser creada desde la política, sino que debe surgir desde el consenso de las bases.
Ante el evidente descreimiento de los dirigentes actuales, que siguen en Narnia, nos toca a nosotros aprovechar este tiempo para intentar encontrar el consenso social desde el anonimato. ¿De qué modo? Del que nos enseñó el General: promulgando valores y reproduciéndolos.
Esta vez para el retorno de Perón tenemos que armarnos pero desde el punto de vista ideológico y salir día a día, persona a persona, a tratar de reconstruir el amor por la patria. Cuando las papas empiezan a quemar, es cuando más debemos estar presentes.
Es momento de discutir puertas adentro, incomodarnos y salir a construir una Argentina más digna. La discusión sigue siendo entre cipayismo vs nacionalismo. Y la única manera de vencer a los cipayos hoy es con el ser nacional en su máxima expresión, retomando lo que nos enorgullece: la gauchada, el mate compartido, y los valores que construyen comunidad.
Algunos compañeros que promueven la lucha de clases pueden sentirse molestos con esto que planteo, pero a ellos les digo (que me chupen los huevos) que nuestro enemigo es el imperialismo. Y si bien puede haber alguno con doble camiseta, no son la mayoría. Necesitamos del empresariado nacional para construir la Argentina industrial que queremos.
Gobernar es crear trabajo, dijo el general y me conquistó, pero ¿de qué manera? Creando puestos en la municipalidad y que no sirva para nada, donde les paguen dos mangos, atentando directamente contra la dignidad del ser humano y coartándole la posibilidad de realización, o peor, dándole una renta universal para que vivan sin producir absolutamente nada? Eso, compañeros, es totalmente perjudicial para el hombre al cual se lo da. Es darle un cuidado paliativo y no la oportunidad de una cura. Es quitarle la posibilidad de que sea feliz.
Asistir a los que están en necesidad es urgente y necesario, pero no puede ser la única política. Necesitamos inaugurar empresas, no comedores.
La dignidad del hombre pasa por llevar el morfi a su hogar, de comprarle botines a los hijos con su esfuerzo. No hay dignidad ni realización en concebir la Argentina de otra forma.
Después de la oscuridad, siempre llega el renacer. Y en nuestra Argentina, cada vez falta menos para ese renacer.
Sueño con una soberanía política avalada por toda la sociedad.
Sueño con una conciencia nacional llena de valores y de peronismo.
Sueño con que Perón vuelva de su exilio ideológico, en forma de renovación.
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Demás está decir que la nota es brillante ,soy Licenciado en Ciencias Políticas y había tocado estos temas,pero los políticos(caciques )son mediocres y su verdadero trabajo es hacer que no suceda nada importante.
Agrego que la postergación del país es directamente proporcional a la hipocresía de los dirigentes.