Armarse de verdades para la Unidad Nacional

El argentino no es creído, al contrario, durante décadas se encargaron ciertos actores de hacernos creer que no éramos aptos, que todo lo que venía de afuera era mejor, que lo nuestro era malo solo por el hecho de ser nuestro. Este discurso caló tan hondo que compañeros nuestros, aún hoy, no pueden creer en la posibilidad de brindarle al mundo una postura diferente, una postura bien nuestra, una postura peronista.

Me molesta bastante cuando algunos dicen que el peronismo es capitalismo, es igual de irreal que plantearlo como socialismo. ¿Pero por qué se da este fenómeno? Simple, porque muchos creen que siempre las categorías importadas son mejores. Que no podemos plantear una posición nueva para el mundo. Y no me vengan con que el mundo cambió y sarasa, esto se trata de querer al ser nacional y confiar en él.

La historia nos mostró que el argentino tiene capacidades de sobra, solo vale tratar de hacer memoria sobre nombres propios en cuanta materia haya, desde científicos, deportistas, políticos, próceres, etc. El argentino no sólo está dotado de una profunda inteligencia, sino también de una suspicacia y posibilidad de innovar ante la tragedia. 

El otro día en alguna de las tantas charlas políticas sobre la industrialización a proyectar, volví a escuchar el discurso progre que te plantea siempre la hipótesis de la producción de clavos de goma, y todo ese rollo conocido con fundamentos bastante parecidos a los de los liberales con la competitividad. Eso es la bajada de precio sobre las capacidades argentas. Muchos pesimistas no creen que realmente nuestro valor agregado son nuestras ideas, lo que ya creamos y sobre todo lo que vamos a crear. Eso nos hace competitivos a gran escala. La economía siempre al trabajo y no a lo financiero, porque trabajando surgen las ideas y las innovaciones. 

Los jugadores de fútbol no se levantan un día y dicen: hoy voy a jugar en la primera de Boca; sino que detrás de eso, hay años de preparación, de entrenamiento y esfuerzo por más habilidades que puedan tener. Lo mismo con la producción, no es algo que de un día para al otro vamos a estar jugando en primera, pero si nos convencen de que ni siquiera estamos para entrenar, no tenemos ni para arrancar.

Desde lo personal a mí me duele bastante que, fruto del laburo mental que nos han hecho diciendo que todo lo de afuera es mejor, muchos hombres y mujeres de mi edad se fueron a otros países a hacer diversos laburos. Solo por el hecho de estar en otro lado donde, paradójicamente, la mano de obra argentina es la más buscada por lo efectivos y predispuestos que son.

El ser nacional no es de lucha y si lo es de gauchada

Muchos nos quisieron hacer creer que la salida era el conflicto permanente, que mientras peor mejor. Por eso es muy importante apartarnos de esos discursos de mierda que nunca fueron efectivos en la historia de la humanidad. Desde la lucha no se construye, desde el consenso sí. Ojo, esto no quiere decir que no haya que discutir para confluir, lo que hay que tener en claro es que, con el que discutimos, también es un argentino, un hermano, un amigo y no un enemigo. El día que quede en claro, vamos a traccionar sin techo alguno.

Jugadores valiosos abundan, solo falta establecer las reglas del juego y poner por sobre todo a la Patria. Desde lo generacional veo una chance de reconciliación, y la reconciliación será peronista porque después de todo es la única filosofía humanista que plantea la paz del pueblo en unidad.

Más allá de eso, veo la chance porque los que nacimos en los 90 no tenemos latente las balas que volaron en los 70. La violencia real en política nos pasó lejos. Por suerte, más que algún discurso violento no sucedió. 

Ahora ante este contexto, se da el fenómeno de algunos jóvenes de LLA, entre ellos el Gordo Dan, el cual plantea ser el brazo armado de Milei. Esto es complicado porque pone en riesgo la hipótesis sin violencia y el contexto por el cual creo en que se puede llegar a dar la unidad nacional. 

Ahora, tampoco nosotros somos carmelitas descalzas. Si ellos avanzan nosotros redoblaremos. Esperemos que no avancen. En el mientras tanto, nos tenemos que armar. Nos tenemos que armar de una profunda comprensión de nuestras bases filosóficas, de la promoción de valores y su ejecución. En tiempos hostiles, nuestra mejor arma no es sólo la argumentación sino también la acción.

La acción, mil veces superior, se ejecuta a diario. Desde que estás en tu casa hasta en el trabajo. En todo ámbito. Pero para eso hay que estar armado de una verdad, la cual es inclaudicable y se resume en ser una persona con valores fundamentales. 

Mi vieja, a estos valores, me los inculcaba enunciados como tener códigos en la vida: ser respetuoso, todo no da lo mismo, el amigo es un hermano, ser humilde, la familia siempre primero y por sobre todo la Patria. Dotado con estas verdades es muy difícil fallar en las acciones a tomar en el día a día.

Pasa que a veces, a los pibes, el leer tanto discurso de odio en twitter los confunde. Por eso es necesario hablar y dialogar, aunque no coincidas con la otra persona. Es la forma de alejar al individualismo. Y cuando el individualismo se aleja, aparecen los valores. Hay que charlar con el primo libertario, con el tío gorila, hay que reconstruir la sociedad común.  

No hay destino de grandeza si no se incluye a todos los argentinos

La única verdad es la realidad, y la realidad actual por más que la quieran disfrazar con números se siente y es evidente. Simplemente tenemos que proyectar, desde nuestros valores y con las pruebas concretas de las falencias de este sistema implementado por el gobierno.

Ahora bien, desde lo instrumental, la posibilidad concreta de hacer la patria peronista nuevamente, va a radicar en la capacidad de movilizar a los propios. El cómo movilizarlos va a depender de un programa de gobierno que nos debemos. Ya no va más la de discutir nombres sin pensar, hoy hay que discutir políticas programáticas. 

Hay que dejarse de hinchar los huevos con las consignas pelotudas que parecen de pibes adolescentes. Hay que madurar y poner los pies sobre el piso. Y en esa maduración, es necesario no quedarse callado cuando embisten contra nuestra moral y lo que nosotros creemos que es lo bueno, pero por sobre todo, cuando embisten contra nuestra patria.

Peligra la historia del movimiento peronista y todo su heroísmo a través del tiempo. Aquel heroísmo que no pudo ser liquidado por los golpes de estado, el entrismo ni las desapariciones. La movilización del conjunto, de los que nos sentimos realmente peronistas en lo profundo de nuestras almas como así también en lo profundo de nuestras mentes, con la movida posmoderna y que existe un peronismo subjetivo para cada quien, desvirtúa uno los pilares objetivos de nuestro movimiento y el direccionamiento doctrinario. La movilización, como también un conjunto de políticas programáticas que direccionen, será lo que defina el rumbo de nuestro movimiento y también el rumbo de nuestro país. 

Con programas claros y un norte al cual seguir, hará que cada uno saque a relucir el bastón de mariscal sintiéndose dueño del movimiento. Estamos a tiempo de cambiar la actualidad y es ahora el momento. Pese a quien le pese, le debemos a Moreno la vuelta del pensamiento peronista como tal, la vuelta a la ortodoxia peronista. Estamos volviendo a Perón y el movimiento se lo agradecerá a través de la historia. 

Poco a poco nos estábamos pareciendo cada vez más a la UCR, donde ser militante era ondero, te daba hasta un estatus de cuasi intelectualidad pelotuda y usar palabras esdrújulas te hacía más piola, y no el pensar lo que realmente necesita el pueblo. No es casualidad la pérdida de muchos sectores populares donde caló el discurso de Milei, si últimamente el peronismo eran todos profesionales que hablaban difícil y no conmovían a nadie.

Las discusiones estaban totalmente carentes de contenido. Los buenos modales y la imagen empezaron a importar en el movimiento. Que tristeza. Ni hablar de que muchos de nuestros referentes pertenecen a fundaciones que cuando vas a ver quién las financia, siempre te encontráis una sorpresa. 

Hay que reconstruir las alianzas entre el movimiento obrero y la juventud, pero para eso hay que tener una juventud digna, con ánimos revolucionarios reales.

Nosotros no militamos para ganar las elecciones únicamente, nosotros militamos para cambiar primero el país y después el mundo. Y cómo lo vamos a cambiar si únicamente pensamos en el cómo hacer para ganar las elecciones y no el qué vamos a hacer cuando las ganemos. Cómo movilizamos a los compañeros si únicamente usamos palabras vacías y no propuestas reales.

Llega la etapa del renacer peronista, y esa etapa es la que nos volverá a dar la victoria.