El dedo en la llaga

Lunes, nueve de la mañana, disfruto de mi licencia posoperatoria mientras escucho un punk bielorruso sugerido por algún algoritmo que me conoce bastante. Finalmente me he sometido a una intervención quirúrgica, decirlo así suena más pesado de lo que fue, la tecnología al servicio de la salud avanzó muchísimo y para extraerme un pedazo de menisco roto solo se necesitaron dos pequeños agujeros en mi rodilla, por uno entró la cámara y por el otro un torno aspirador o algo así.

Que la ciencia haya avanzado no significa que entrar al quirófano sea una experiencia agradable, fue mi primera vez y las noches previas a la operación me costó dormir.

Entrar en camisolín a una sala helada y ver al médico y sus ayudantes vestidos para la guerra es una escena de alto impacto. El anestesista era el único con una sonrisa, el gesto era tan marcado que la mueca lograba atravesar su barbijo, me pidió tres veces que relaje más la columna y los hombros antes de aplicar la anestesia. Después del algodón viene la jeringa y la introducción de un catéter fino en el espacio epidural, se produce así el bloqueo de las terminaciones nerviosas, perdí el control sobre las piernas, dejé de sentir una parte del cuerpo. Todo eso pasa mientras estás despierto y escuchas “pásame el bistu”.

Lunes negro, 7 de abril, bajé a buscar café, recibí un cliente, son las 10:30 am y según pispeo en los portales el presidente no tiene agenda. Los mercados se desploman y los trascendidos del viaje y las reacciones de nuestro primer mandatario a partir de la frustración de no poder mostrarse en una foto junto a Trump se filtran por todos lados. Se habla de gritos y cristales rotos, de aumento en las dosis de tranquilizantes y súplicas a su perro Conan.

Un poco más abajo la tropa libertaria hace malabares para explicar cómo su ídolo Donald Trump, que declaró la independencia económica imponiendo aranceles a todo el mundo -salvo a la Rusia de Putin- es en realidad un liberal pura cepa y no un proteccionista.

Lunes negro y el capital político que supo acuñar Milei se cae junto a las bolsas del mundo. Todos los tableros son rojos, el presidente ya dejó de ser la novedad disruptiva. Esa base de confianza ,construida a partir de la narrativa de recién llegado, entró en crisis.

La gente que sintetizaba su adhesión bajo el argumento: “es un loco, pero dice la verdad y tiene el culo limpio” ahora prefiere tomar distancia y guardar un prudente silencio.

Su política de espectáculo, ese reality show que el presidente supo construir desde una actitud irreverente para subirse al pedestal moral y denunciar al elenco estable de los administradores de poder de ambos lados de la grieta, comenzó a perder rating.

La etapa de enamoramiento parece haber finalizado para gran parte de la sociedad, paradójicamente, un 14 de febrero con el caso Libra. He escuchado a un verdadero fanático de Milei desconocerlo totalmente: “de repente abrí los ojos y vi a los Menem, a Francos, Scioli, Caputo, yo no quiero eso”.

Sobre llovido mojado, es sabido que cuando estas apurado te equivocas más fácil, así fue que el presidente metió la pata en una de las pocas causas que unen a todos los argentinos: la reivindicación de nuestra soberanía sobre las Islas Malvinas. Milei no midió las consecuencias de decir lo que realmente piensa, y cuando terminó su discurso con el latiguillo de “viva la libertad carajo”, un cojudo ex combatiente (de los que sí lograron participar del acto) le contestó con fuerza de héroe: “¡Viva la Patria!”

Mi padrino es ex combatiente y le pregunté qué sintió cuando escuchó al presidente decir eso de que los habitantes de Malvinas elijan con los pies, me respondió al toque en un audio: “Sentí que no tiene el más mínimo amor a la Patria y que a él los Kelpers no le dispararon de noche como me pasó a mí cuando hacía guardia”.

Lunes negro, y acaba de renunciar García Mansilla. En su despedida dice que comenzó escribiendo la carta como un juez y la termina como un ciudadano. Por último, dijo que la única forma de que Argentina consolide un proceso de transformación es que los jueces apliquen estrictamente el derecho vigente tal cual es, y no tal como les gustaría que fuera.

Al parecer García Mansilla entró a la Corte como un Iusnaturalista y se fue como un Iuspositivista.

Lunes negro, y un joven de 26 años fue literalmente compactado en un camión de la basura y lucha por su vida aquí a unas cuadras de mi casa en el hospital Padilla. Gritó tan fuerte, cuando sintió a su cuerpo compactarse entre dos placas de metal, que los operarios pudieron activar el mecanismo que interrumpe la prensa mecánica y evitar la tragedia.

Imagínate ser un argentino cansado de este gobierno y ver cómo los dirigentes de la oposición mayoritaria juegan al gato y al ratón incapaces de articular una propuesta o un proyecto colectivo que al menos genere alguna expectativa. 

Lo más cansador de la interna peronista es que es una interna que nació castrada, una discusión del poder por el poder mismo y no en función de qué hacer con ese poder. No se discute la matriz macroeconómica, qué cosa se hará con la deuda externa, de qué manera no se repetirán los errores que nos trajeron hasta aquí, y un largo etcétera.

De un lado y del otro (CFK y AK) administran los conflictos, pero no los resuelven. Es un drama pimpinelesco (refrito del CFK vs AF) que quedó lejísimos de la realidad de la mayoría de los argentinos.

Son elecciones de medio término. Si hay un momento para pelearse, para meter el dedo en la llaga, es éste. Yo no quiero una unidad forzada para ver cómo se acomodan después, prefiero una disputa de ideas lo más sincera posible de cara a la sociedad. Que las diferencias políticas surjan de las decisiones que hay que tomar para volver a ser un país libre y soberano.

El peronismo pasado de rosca está enfermo de consenso. Es el momento de disentir, de levantar la voz, de agitar las bases e interpelar a la dirigencia. Como nos decía una vieja profesora: “no se quejen si no se quejan”.

Lunes negro, 19:20 pm, estoy por publicar, leo que Axel firmó el decreto que desdobla las elecciones y con su firma produce por fin un hecho político. Es el momento para pelearse, medir fuerzas, disentir. Celebro la decisión del gobernador de Buenos Aires.

Eso fue todo por hoy, inspirado en la serie del momento traté de escribir de un solo tirón dejando el montaje para ustedes. Gracias por leer las fuerzas del suelo, cada vez somos más.

PD: que mejor que el máximo exponente del tenebrismo para ilustrar esta entrada de lunes negro.

PD2: Me quedó pendiente una mención a Osvaldo Bayer, de nuestra militancia juvenil solo quedó en pie una biblioteca que lleva su nombre, y es nuestro orgullo.

* Foto de portada: L’Incredulità di san Tommaso