Guerra en Ucrania: el negocio de las armas y el rearme global

Guerra en Ucrania: el negocio de las armas y el rearme global

Por:  David Pizarro Romero

EEUU, el principal productor y vendedor de armas. Los porcentajes y los países que participan de la industria armamentística.


De forma complementaria al informe sobre la política internacional de La Libertad Avanza (Ver informe), resulta interesante analizar cómo -en la última aventura de la OTAN-, hubo claros ganadores y perdedores.

Mientras que en los análisis de coyuntura venimos observando una tendencia general al endeudamiento de los países europeos muy por encima de sus capacidades en medio de una importante crisis social y económica, en el siguiente informe analizaremos la contracara de los empréstitos y “paquetes de ayuda” que semana a semana se incrementan en los países de la OTAN para Ucrania: el mercado de las armas.

Lo que, desde un rápido pequeño pensamiento político, se podía intuir, se comprueba. Y es que el complejo militar-industrial de los Estados Unidos y sus grupos económicos han sido los grandes ganadores del proceso, logrando reactivar su mercado interno y sometiendo a quienes lo secundan en su política imperialista a la recesión económica y la sangría de sus cuentas nacionales.

Como se mencionaba anteriormente en el informe sobre los peligros que suponía un “alineamiento de Argentina al eje EEUU-Israel”, este tenía tres dimensiones principales: un notable perjuicio en la geopolítica y la soberanía de nuestra Nación; la posibilidad real de que muchos de nuestros compatriotas se vieran envueltos en conflictos bélicos que nada tienen que ver con nuestra idiosincrasia; y la subordinación económica y militar a la producción estadounidense, constituyéndose en un monopolio que impide la negociación con otros países del mundo.

Los que ganan con la destrucción de los pueblos

“Estados Unidos sigue siendo el mayor y más importante exportador de grandes sistemas de armas convencionales”, según un estudio anual del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI).

El SIPRI estima que seis países -Estados Unidos, Rusia, Francia, China, Alemania e Italia- fueron responsables del 80% de las exportaciones mundiales de armas de 2018 a 2022. Estados Unidos por sí solo, representó el 40% mientras que Rusia ocupa un distante segundo lugar con el 16%.

Aunque los autores del informe son cautelosos a la hora de predecir el futuro, sus conclusiones parecen mostrar algunos cambios en el comercio mundial de armas. Los cuales se ven impulsados por la guerra en Ucrania, lo que dará lugar a un mayor flujo de armas hacia Europa y a una disminución del papel de Rusia en los próximos años.

Es difícil asignarle un valor preciso a la industria armamentística mundial. Existe un debate sobre qué constituye, exactamente, «armas». Ya que los mismos productos pueden venderse a precios diferentes. Las armas también pueden enviarse discretamente, o mismo comerciarse en el mercado negro. No obstante, el SIPRI utiliza un «valor indicador de tendencia» que asigna un valor específico a las armas o sistemas de armas individuales en función de sus capacidades.

El logo oficial del SIPRI, la entidad que estima las tendencias de comercio de armas en el mundo | Créditos: sipri.org

Estados Unidos representó el 40% de todas las principales exportaciones de armas durante 2018-2022, frente al 33% que tuvo durante 2013-2017, frente a la comparación con el 16% ruso, según el informe. El informe hace foco en comparaciones quinquenales, utilizando sus propias métricas para estandarizar los valores entre las plataformas de sistemas de armas. 

Con estos números no resulta sorprendente que las empresas estadounidenses sean las que más se ven en el “top 100” de empresas que más facturan con la venta de armas. Son 40 las compañías estadounidenses incluidas en la lista, que facturaron en total u$s299.000 millones en 2021, según el SIPRI. Aunque también hay que decirlo: las ventas fueron ligeramente inferiores en términos reales como resultado de la alta inflación. 

Continuando con un patrón establecido en 2018, las cinco empresas que encabezan la lista tenían su sede en EE. UU son: Lockheed Martin, Raytheon Technologies, Boeing, Northrop Grumman y General Dynamics.

El grupo francés Dassault Aviation también registró un fuerte crecimiento, con un aumento de las ventas del 59% hasta los u$s6.300 millones en 2021, impulsado por las entregas de 25 aviones de combate Rafale. 

En el resto de Europa, sin embargo, las empresas tuvieron problemas con las interrupciones de la cadena de suministro. Y la mayoría de las empresas aeroespaciales militares registraron pérdidas.

Entre las primeras 100, se sabe que 27 tienen sede en Europa. Y se sabe que aumentaron sus ventas de armamento un 4,2%, hasta alcanzar los u$s123.000 millones.

Siguiendo una tendencia señalada en informes anteriores, las importaciones de armas aumentaron un 47% en Europa durante todo el período, mientras que el comercio mundial se redujo aproximadamente un 5%. Dados los numerosos compromisos de Estados Unidos y de los países de la región para reponer los arsenales de armas transferidos a Ucrania, es lógico esperar importaciones aún mayores en el futuro en Europa.

El comercio mundial de armas se redujo un 5% | Créditos: Scott Olson

Ucrania, que en años anteriores apenas figuraba en la tabla de comercio mundial de importación de armas, fue el tercer mayor importador de los sistemas de armamento rastreados por el SIPRI en 2022. Sin embargo, el valor de sus importaciones fue menor de lo que se esperaba, ya que el enfoque del SIPRI hace hincapié en las armas de alto valor, como los aviones de combate, que los países que suministran a Ucrania retuvieron en gran medida durante el período del informe.

Desde el comienzo de la invasión rusa a gran escala de Ucrania en febrero de 2022, Estados Unidos le dió más de u$s75.000 millones en ayuda a Ucrania, fundamentalmente en el terreno militar. El presidente estadounidense, Joe Biden, indicó más de una vez que Washington apoyará a Kiev, pero el tema se volvió más controversial a medida que se calienta la campaña presidencial estadounidense de 2024. 

Tanto el expresidente Donald Trump como el posible candidato presidencial republicano, el gobernador Ron DeSantis (Florida), indicaron que no son tan partidarios de esa ayuda a Ucrania.

La industria armamentística alemana también ha exportado cantidades significativas en los últimos años, siendo 2022 el segundo año de mayor exportación de armas en la historia de Alemania. 

En un principio, la coalición gobernante alemana quería reducir las exportaciones de armas del país para evitar enviarlas a países considerados infractores de los derechos humanos, antes de que la guerra de Ucrania disparara las exportaciones.

La alianza EEUU-Alemania como potencia de la UE, que supo conducir el mundo capitalista después de Bretton Woods, se encuentra en una crisis cada vez más profunda. La orden de Estados Unidos a su contraparte europeo de abandonar el mercado de gas barato ruso, con su consecuente encarecimiento en la producción y abandono de activos -y por lo tanto, de empleadores y productores- del país, también tiene su reflejo en el mercado armamentístico.

Mientras se encuentra en recesión y miles de millones de dólares abandonan sus mercados bursátiles, los paquetes de ayuda militar de Alemania y de la Unión Europea se incrementan. Y la crisis de la “Unión” es cada vez más notable: fueron varios los países que, a pesar de apoyar durante todo 2022 la guerra de Ucrania, se negaron a enviar los tanques alemanes Leopard al frente de guerra. Y la reticencia solo se incrementa día a día.

La situación Rusa

Por otro lado, solo seis empresas rusas figuran entre las 100 primeras vendedoras de armas, y aumentaron sólo un 0,4% sus ventas en 2022 hasta los 17.800 millones de dólares. «Según el informe, hay indicios de que el estancamiento es generalizado en la industria armamentística rusa.

También se espera que la guerra mantenga a Rusia en una trayectoria descendente en el comercio de armas. Aunque Rusia sigue representando a nivel mundial el segundo mayor porcentaje de las principales exportaciones, su cuota del 16% en 2018 a 2022 es significativamente menor que el 22% en el quinquenio anterior.

Rusia mantiene su arsenal propio a disposición de la guerra en Ucrania
| Créditos: Martín Meissner/AP

Es probable que una guerra prolongada en Ucrania obligue a Rusia a utilizar sus propias armas en lugar de exportarlas. Mientras tanto, se espera que Washington y sus aliados sigan presionando a los importadores para que no traten con Moscú, que tiene relativamente “pocos pedidos internacionales pendientes de sistemas de armas”, según el informe.

El fuerte crecimiento del gasto ruso en defensa desde el comienzo de la guerra indica que los fabricantes nacionales de armas pueden confiar en la demanda estable del Estado ruso. Pero las sanciones ya les están dificultando completar estos pedidos, y corren el riesgo de perder más cuota de mercado internacional a medida que sus productos se destinan cada vez más al ejército ruso.

A pesar de seguir siendo el segundo exportador mundial de armas, la industria rusa se ha enfrentado a importantes vientos en contra en los últimos años. Las ventas ya habían disminuido tras la imposición de la primera ronda de sanciones en 2014, que limitó las importaciones de tecnología a Rusia y castigó a los países por comprar armas rusas.

Las ventas a China, el otro gran mercado de armas de Rusia, disminuyeron sustancialmente desde la década de 2000, a pesar de un ligero repunte en 2018. Y aunque China ya desarrolló su propia industria nacional, también ha comenzado a exportar al extranjero a los mercados tradicionales rusos.

Las luchas de la industria de defensa rusa desde el inicio de la guerra en Ucrania, obligan al Kremlin a tender la mano a los países receptores. En marzo de 2022, los servicios de inteligencia estadounidenses indicaron que Rusia había pedido ayuda militar a China, afirmación que tanto Rusia como China negaron. 

Vladímir Putin y Xio Jiping, mandatarios ruso y chino, en una reunión meses atrás | Créditos: Alexei Druzhinn/AP

Al parecer, Rusia también recurrió a la India en busca de piezas de repuesto, solicitó proyectiles de artillería a Corea del Norte y también le compró drones y misiles a Irán.

Nuevos actores y el mercado de armas en el mundo multipolar

A su vez, el imperialismo estadounidense -estableciendo monopolios a través de la fuerza en todo el mundo con sus aliados-, empuja al conjunto de los países del mundo que no acepten su subordinación a establecer contactos con todas las naciones en busca de reemplazar esos mercados de abastecimiento. La constitución de un mundo multipolar es una realidad objetiva empujada, paradójicamente, por la crisis del imperialismo estadounidense y su incapacidad de construir consensos y hegemonía.

El informe del SIPRI observó un gran aumento en las ventas de los fabricantes chinos, con las ocho empresas de armas chinas en la lista con ventas totales de armas de 109.000 millones de dólares, un aumento del 6,3% respecto al año anterior. Cuatro de sus fabricantes figuraban entre los 10 primeros. El dato más interesante es que la República Popular China no ha vendido armas ni a China ni a Rusia en todo 2022, perdiéndose un negocio descomunal pero evitando mancharse las manos con sangre de pueblos hermanos.

«Ha habido una ola de consolidación en la industria armamentística china desde mediados de la década de 2010», dijo Xiao Liang, investigador del SIPRI, en un comunicado. «En 2021, CSSC se convirtió en el mayor constructor naval militar del mundo, con unas ventas de armas de 11.100 millones de dólares, tras la fusión de dos empresas ya existentes».

En cuanto a China, en los últimos cinco años, sus exportaciones disminuyeron del 6,3% durante 2013-2017 al 5,2% durante 2018-2022. China no era un exportador significativo a Oriente Medio. Envió el 80 por ciento de sus principales transferencias de sistemas de armas a Asia y Oceanía, con más de la mitad destinadas a Pakistán, según el informe.

Los fabricantes surcoreanos también registraron un crecimiento de las ventas superior a la media: las cuatro empresas incluidas en la lista del SIPRI registraron unas ventas combinadas un 3,6% superiores a las del año anterior, con 7.200 millones de dólares, encabezadas por el fabricante de motores Hanwha Aerospace. 

Corea del Sur vende cada vez más armas, lo cual tienta a sus aliados de la región
| Créditos: Israel Noticias

Sus ventas aumentaron un 7,6%, hasta u$s2.600 millones, y se espera que crezcan significativamente en los próximos años tras la firma de un importante acuerdo armamentístico con Polonia a principios de este año.

India, el mayor importador mundial de grandes sistemas de armamento, mantiene una relación con Rusia que evoluciona. En los últimos cinco años, recibió el 31% de las exportaciones mundiales de armas rusas, pero éstas sólo representaron el 45% de las importaciones totales de India, frente al 64% de los cinco años anteriores. 

India adoptó una postura intermedia en la guerra de Ucrania, apoyando retóricamente la soberanía de Ucrania, pero continuando con las importaciones significativas de petróleo ruso. A medida que Nueva Delhi hace hincapié en la autosuficiencia de su industria de defensa y separa los lazos con Occidente, su enfoque y su papel en el comercio de armas están cambiando. 

Francia superó a Estados Unidos como segundo mayor proveedor de sistemas de armamento de India, con el 29% de las importaciones, incluidos 62 aviones de combate y cuatro submarinos. Estados Unidos representa el 11% de las importaciones indias. 

En enero, ambos países establecieron una asociación estratégica sobre tecnologías críticas y emergentes para colaborar en inteligencia artificial, tecnología cuántica y capacidades industriales de defensa.

Naredra Modi (izq), estrechándose la mano junto a Jode Bien (der) en una de sus últimas reuniones | Créditos: AP

Arabia Saudí, segundo importador mundial, adquirió más de tres cuartas partes de sus principales sistemas de armamento a Estados Unidos. En Oriente Medio en general, Estados Unidos suministró el 54% de los principales sistemas de armamento importados. 

Pero hay otro acontecimiento reciente, que también podría cambiar drásticamente la demanda regional de armamento. El 10 de marzo, Irán y Arabia Saudí acordaron reabrir relaciones diplomáticas en un acuerdo en el que China ayudó a mediar. Un día antes, The New York Times informaba de que Arabia Saudí estaba buscando más sistemas de armamento estadounidenses y ayuda con capacidades nucleares civiles como precio por normalizar las relaciones con Israel. 

Parecía que nos encaminábamos a un Oriente Medio menos tenso, pero el recrudecimiento de la guerra entre Israel y Hamas, y sobre todo el genocidio que Israel está cometiendo contra la población civil de Palestina en Gaza ya puso en alerta a todos los estados árabes y ha roto el intento de normalización de las relaciones entre Arabia Saudí e Israel.  

¿Que nos enseña la guerra ucraniana y los cambios que se observan en la industria armamentística?

Los fabricantes de armas sin embargo, tienen varios puntos flacos que les generan problemas. Uno de sus principales miedos es que sus exportaciones se utilicen algún día en su contra. El suministro de armas chinas a Vietnam para luchar contra las fuerzas estadounidenses en los años sesenta y setenta, hizo que se utilizaran contra el ejército chino durante la guerra sino-vietnamita de 1979. De forma más reciente, muchas de las armas estadounidenses entregadas a Afganistán e Irak acabaron en manos de los talibanes y del Estado Islámico.

A su vez, también se considera cada vez más que los exportadores de armas son, en parte, responsables del uso que los receptores hacen de sus productos. Estados Unidos ha sido criticado en los últimos años por sus exportaciones de armas a países como Arabia Saudí, que es objeto de críticas por abusos contra los derechos humanos y por su conflicto en Yemen.

Miles de armas iraníes fueron incautadas en el Golfo de Omán. Según el Wall Street Journal, el operativo lo hicieron las fuerzas francesas.
| Créditos: Comando Central US Army/AP

Y ya hay mucha evidencia que el gobierno norteamericano por el momento se empeña en desestimar, que prueban que las denuncias de contrabando de armas occidentales desde Ucrania al mercado negro son muy reales.

Porque, por sobre todo, en el capitalismo donde nace una necesidad nace un negocio: la guerra, con todas las tragedias que aqueja para los pueblos en conflicto tanto física como espiritualmente, es vital para la supervivencia de los grupos económicos transnacionales en su disputa por territorios, recursos naturales e influencia. Pero, también, representa un hecho en sí mismo. Y es que como podemos ver, la venta de armamentos genera ganancias descomunales para los grupos económicos del complejo militar-industrial.

Las continuas entregas masivas de armas por parte de EEUU y sus aliados de la OTAN al gobierno de Kiev que siguen sosteniendo la guerra en Ucrania (sin esos envíos hace tiempo que Ucrania hubiese perdido) elevaron el perfil de las principales empresas multinacionales de armamento (como las mencionadas más arriba), reforzando uno de los aspectos más incómodos de la industria de la guerra (el concepto que “son solo unos pocos multimillonarios haciéndose más ricos a costa de la sangre de miles y miles de personas”). 

La guerra de Ucrania sigue poniendo de relieve la importancia de la industria armamentística para la geopolítica y de poder fabricar armas en el país a bajo costo. La insistencia de la OTAN en la guerra de Ucrania empuja, al mismo tiempo, a los países a tomar nota y diseñar una respuesta política al peligro de subordinarse a un imperio en crisis.

Complementando la información de los peligros que implican los planteos de Política Exterior de Milei, observamos que el próximo gobierno argentino que asuma en diciembre haría bien en comprender esta lección geopolítica y actuar en consecuencia. 

La subordinación irrestricta a otras potencias ya es mala de por sí. Pero, hablando de un imperio que se encuentra en crisis, perdiendo posiciones y dispuesto a realizar cualquier esfuerzo para no ceder ni un centímetro su hegemonía, nos encontramos ante un peligro cierto e inminente para el futuro de nuestra Nación.


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