We did everything alright, but you’re all too n*****

«Yo no pago el galón de leche con sentimientos«, nos dice Lucy en Times Square el martes 5 en las primeras horas de la tarde. Lucy es puertorriqueña y vive en Nueva York desde hace dos décadas. No tiene ningún reparo en explicarnos que, a pesar de las declaraciones de Tony Hinchcliffe en el Madison Square Garden*, viene de votar a Donald Trump. Le encantaría una mujer presidenta, pero la economía es más importante que la retórica de derechos individuales y EEUU viene de una saga larga de meses con inflación (que desde luego afecta más a los trabajadores más vulnerables). Fuera de cámara nos cuenta que sus compañeros de trabajo le prendieron fuego una bandera de Donald Trump. Hace sentido: en Nueva York hasta los perros votan demócrata.

Pedro Parques (o Peter Parker), peruano, asentado también hace años en NY, nos explica que, si bien la retórica de Trump sobre la inmigración puede no gustarle, con Trump había más trabajo. Una señorita disfrazada de Cookie Monster le agrega: “Trump no va a poder hacer lo que dice con la inmigración. Este país nos necesita para trabajar”. Si ganaba Trump, afirmó en la salida para TUGO, invitaba las chelas en su casa. Cuando lo volvemos a cruzar en la mañana del miércoles 6, el Hombre Araña nos cuenta que Mary Jane, muy enojada, lo mandó a dormir a la telaraña del fondo: ella vota Kamala. Y hace sentido: según las encuestas Donald Trump venía creciendo de forma sostenida entre varones hispanos y Kamala entre mujeres de nivel educativo alto.

Minnie Mouse, trumpista. Sonic, también trumpista. Elmo, trumpista. Todos latinos y todos parte de la población que trabaja en lo que acá denominaríamos economía popular. Todos votantes (si cumplen con los requisitos legales para ello) republicanos, ¿por qué?

Deseo

Es una tentación muy grande, cuando uno observa un fenómeno, confundir lo que uno quiere o le parecería racional que pase con describir efectivamente lo que está pasando. En el esquema mental de una persona que piensa (al menos a nivel teórico) que el Estado tiene que ser garante de los derechos de las minorías y los postergados, es un poco difícil de entender que los miembros de estas poblaciones voten, aparentemente, en contra de sus propios intereses. Y sin embargo, lo hacen, y siempre en porcentajes que para los analistas son inconcebibles. 

Un poco creo que es hora de darle la razón a Durán Barba: el voto no funciona de forma racional. Peor todavía, ni siquiera la selección de una ideología funciona así. Nadie hace un análisis comparado de todas las posturas previo a elegir una. En general son cuestiones más bien del orden de lo afectivo o de lo estético las que primero te acercan a una idea u otra. Uno tiene intuiciones, sospechas, y actúa de modo tal de poder ir a comprobarlas. Alguna vez leí a Diego Tajer en Revista Paco** explicar algo similar usando de ejemplo el avance de la ciencia: No es que Darwin fuera más inteligente que Lamarck, sino que tuvo una intuición mejor. No fue la racionalidad lo que le permitió a la humanidad teorizar la evolución, sino sus intuiciones y preconceptos. Algo así acontece cuando te decantas por un partido. 

¿Viste ese pibe que te cae bárbaro y con el que coincidís en un 100% pero que milita en la Franja? Bueno, así de vago es el proceso para los politizados, imagínate para los humanos silvestres.

Nadie vota de forma tan racional. Es más, si me preguntan a mí, no estoy seguro ni siquiera de poder dar un argumento estrictamente racional para decir porqué voté a Massa, o por lo menos no uno que no pueda ser desbaratado con algunos argumentos también muy racionales. Massa era hace 10 años el candidato de la destrucción de La Cámpora, del círculo rojo, de la UIA, la SRA, los illuminatis, la Embajada y la CIA, ¿Por qué había que votarlo? ¿Esos no son los enemigos históricos del peronismo? Y bueno, qué va a ser, la política no es un juego ni de analistas ni de politólogos, sino de vivos. 

Cómo vota el Chavo

Volviendo al tema voto hispano, como contaban @contrarreforma y @buensalvaje en Twitter durante el post elecciones, en el esquema-mundo del análisis político norteamericano hace 10 años era inimaginable pensar en un presente como el actual. La población hispana crecía año a año en EEUU, y eso le aseguraba al partido demócrata un aumento sostenido de su corpus de votantes. El futuro era demócrata y la demografía un destino. Ahora bien, ¿son realmente tan parecidos al votante que quisiera Obama los latinos que ingresan legal e ilegalmente a la primera democracia liberal del mundo?

De las conversaciones y entrevistas que tuvimos en la cobertura para Crónica TV de las elecciones, me quedó la idea de que el latino votante de Trump en EEUU, especialmente el que hace mucho que está viviendo allá, no se ve a sí mismo nada menos que como un aspirante a norteamericano, una nación que le hace lugar al que sea que quiera trabajar y juntar plata. En su cosmovisión, el problema no son los controles inmigratorios, sino los inmigrantes que no siguen las reglas de juego. “Si yo llegué acá, me rompí el alma laburando, formé familia, puse un negocio y me fue bien, ¿por qué, este otro que llega, no lo puede hacer también?”.

Es más, no sería del todo peregrino pensar en la posibilidad de que la población que dé mayor apoyo a las políticas inmigratorias de Trump sea la hispana, hasta como un reaseguro para cuidar la imagen de los “buenos hispanos” que sí entienden el sistema y se comportan de acuerdo a la ética laboral local. Mejor todavía si arman el muro y dejan de entrar estos delincuentes de mi país, que vienen no porque les interese progresar económicamente sino para ver cómo meter falopa, robar y aprovechar para vivir de los subsidios que da el Estado (y por ende de lo que toda la comunidad produce).

¿Qué perfil de latino inmigrante estaban armando en su mente los demócratas? ¿Qué pasa con el grueso de los argentinos, venezolanos y cubanos (por nombrar tres nacionalidades) que viajan allá escapando del “socialismo” y del “estado opresor”? ¿Por qué no entró eso en los cálculos de los analistas políticos estadounidenses? Sospecho yo que porque armaron un latino a la medida de sus deseos.

Por otro lado, según testimonios de neoyorkinos y de periodistas especializados que pudimos contactar, las políticas inmigratorias de Trump y Biden fueron más bien muy parecidas si no idénticas. Si la política inmigratoria demócrata era análoga a la republicana, ¿era realmente el voto demócrata el más amable con la población hispana?

Los minos y las tipas

Pasadas las elecciones, Julia Strada, la asesora económica más visible del equipo de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, salió a decir que, para ella, la principal clave de lectura para entender el resultado de las elecciones yankis era “la revancha de los varones a la ola feminista”. 

Lo primero que me sale preguntarme es, ¿No es una forma lateral de afirmar para EEUU lo que en Argentina se niega? ¿Resta votos o no la agenda woke? ¿Cuál sería la revancha además? ¿Armar una mayoría? 

Cada vez que alguien se animó a decir que pasarse de progre podía ser perjudicial para la performance electoral se le ha saltado a la yugular, explicando que en realidad lo importante era la economía. ¿Por qué allá leen que son las gender wars y acá la economía?

Y además, ¿Es tan grande la brecha como para ser la principal razón para comprender el voto? Según la NBC estamos hablando de un 55% de hombres contra un 45% de mujeres que votan republicano. 

Hay una tendencia, concedido. ¿Pero con eso solo se explican las elecciones? ¿Es más importante que la clave ciudades-interior? ¿Es especialmente más importante que el diferencial de nivel educativo? ¿Importa más que la inflación? ¿No será que para el que cuya única herramienta es un martillo todos los problemas parecen clavos? E insisto, si el gender gap en el voto argentino es tan parecido al yanki, ¿por qué acá no explica nada y allá sí? ¿No será que en el fondo, así como Lamarck, estamos primero teniendo una sospecha (o un preconcepto) y después yendo a la realidad a tratar de comprobarla? Sospecho que de haber ganado Massa hubiera sido el principal factor que hubiera ponderado gente como Strada. Creo que a veces lo que prima es el deseo de que los negrxs, los latinxs, lxs jóvenes y las mujeres salven al mundo (y por eso duele tanto cuando votan a un empresario conservador y naranja).

Dato de color: 

-ICE son las siglas en inglés para Immigration and Customs Enforcement’s institución que se encarga de controlar las actividades ilegales de extranjeros en los Estados Unidos. @micahbradley6, aparente votante demócrata, dijo en un video que subió a Tiktok expresamente que iba a llamar al ICE para denunciar a sus vecinos hispanos, que cree ingresaron de forma ilegal a los Estados Unidos y apoyan a Donald Trump. No fue un caso aislado. El paralelo con Argentina se los voy a dejar para que lo piensen ustedes.

Cerrando

Black Widow, Captain America, Iron Man y Hulk sacaron un video apoyando a Kamala. El Hombre Araña, Sonic, Minnie Mouse y el panchero decían que votan a Trump. Los Avengers votan a Kamala y Los Vengadores a Trump.

Los hombres y mujeres incluidos en el sistema están hace una semana tratando de explicarle a los excluidos que votan como el culo y que no entienden nada del goce. Al final nada funciona según los mapas elaborados por los que dicen que estudian cómo funcionan los sistemas políticos argentino y estadounidense.

Quizá sea momento de armar nuevos mapas, pensar cómo representar y articular demandas, ganar elecciones y gobernar para la grandeza de la nación y la felicidad del pueblo. O de que desaparezca el peronismo, lo que ocurra primero. 

Buenas tardes.

*El comediante Tony Hinchcliffe, en pleno acto de cierre de la campaña republicana, llamó a Puerto Rico como una “isla de basura” como remate de un chiste. 

** https://revistapaco.com/fanaticos-una-defensa/