Del movimiento de masas al derrotismo electoralista

OPINIÓN

Del movimiento de masas
al derrotismo electoralista

30 de Octubre de 2025

Por: Mariano Valdéz

Mientras más gente elige no ir a votar, no se convence a los que sí van. Las banderas han sido abandonadas. Como resultado, la derrota electoral.


“No podemos seguir manejando la forma de representación de la política como lo hemos hecho hasta ahora. Tenemos que renovar la vida interna del partido. […] ¿Qué hacemos con un partido que no vive? ¿Qué hacemos con un partido que no debate?”
Antonio Cafiero al movimiento peronista, Buenos Aires 1996.

A menos de dos semanas de cumplirse 80 años de aquel 17 de Octubre, que pasó sin pena ni gloria en la agenda del peronismo actual, una vez más nos encontramos analizando un resultado electoral negativo para nuestra fuerza. ¿Fraude? ¿Desdoblamiento? ¿Voto bronca? ¿La gente es boluda? son solo algunas de las incertidumbres que inundan las redes, una vez más, buscando cualquier cosa menos revisar los errores propios de la conducción del peronismo.

¿Cómo llegamos a este punto? ¿Cómo llegamos del 17 de octubre o de los cánticos al son de “una cosa hermosa que empieza con P: Perón!” a perder por un punto unas elecciones que, hace 50 días, ganamos por 14 puntos? La única verdad es la realidad: el peronismo ha perdido a su sujeto político.

El peronismo migró de hablarle, y transformar la realidad, al grueso de la población conformada por los trabajadores, a hablarle hoy a solamente un sector que ya tiene una determinada conciencia o interés en la política, que ya ha atravesado el mundo de la educación pública y que no tiene las necesidades que tiene el grueso de la población. En el proceso se olvidó de las discusiones primordiales como la generación de empleo real que permita liberar la mente de preocupaciones como “qué le voy a dar de comer a mis hijos hoy” o “cómo voy a pagar el alquiler”, como si el salario más alto de américa latina hubiera sido el común de los sueldos cobrados durante la década ganada

Producto de habitar una melancolía de un tiempo de la historia reciente que “fue mejor”, la gente políticamente comprometida y la militancia más férrea del kirchnerismo se escapa del análisis de que el PROCREAR, solo a modo de ejemplo, puede haber sido tan buena política como insuficiente en simultáneo, ya que los trabajadores, en promedio, no cumplían con los requisitos para acceder a esa línea de créditos ni a créditos hipotecarios bancarios.

Sí, obviamente, uno reconoce lo positivo, como así lo hace el común de la gente. Nadie puede estar realmente en contra de que una ama de casa se pueda jubilar. Son muy marginales los casos que sí. Sin embargo, todas esas discusiones tienen aparejado nombres, caras, sujetos, que hoy no son aceptados por la sociedad y lo cuál merece ser tenido en cuenta, a pesar de los aprecios posibles, ya que al final del día se trata de hacer política, y hacer política incluye entender el contexto en el que uno está inmerso.

En el mismo sentido, no comprender que, al igual que la derecha, el kirchnerismo viene operando en favor de la atomización social y del narcisismo de masas es, antes que nada, un error estratégico. ¿Cómo se puede construir con gente que solo construye con quienes se ajustan al 100% a sus requisitos, deseos o necesidades? Es realmente muy dificultoso cuando, en paralelo, el proceso que está ocurriendo es que cada vez más gente está pidiendo un recambio generacional, dirigencial y, principalmente, de plataforma. Y la propuesta es una fuerza que, en vez de ser popular, exige el proceso inverso de que la sociedad sea quien se identifique con sus parámetros.


Al final del día se trata de hacer política, y hacer política incluye entender el contexto en el que uno está inmerso.

Con la inmediatez de las redes sociales, la lógica algorítmica y la discusión sectorizada, el peronismo ha abandonado su principal fuerte: la discusión programática. En su lugar se han subido a esta lógica de “si no gano yo, gana el de enfrente”, desentendiendo que esa lógica funciona sólo cuando “el de enfrente” es el peronismo. De esta manera es imposible que ese tipo de campañas funcione cuando los mismos que se quieren plantear como alternativas, o sus herederos elegidos a dedo, son los mismos que explotan desde la derecha para armar campañas operando a todo posible candidato con el apoyo de la operación de los propios peronistas. No hay que olvidar que Máximo Kirchner, en persona, fue quien operó a Axel Kicillof una semana antes de las elecciones del 07 de Septiembre. Mismo sujeto que utiliza el PJ de la provincia de Buenos Aires como si fuera un juguete cerrando de facto las afiliaciones, incluso para quienes militamos en el peronismo hace 15 años.

Entre estas ocupaciones y las intervenciones con gente del fondo de olla de agrupaciones que han quedado vacías, construyen fuerza para impulsar candidatos que, estas elecciones lo demuestran, son estériles ante la realidad de la sociedad. Solo eso explica que el peronismo, PJ intervenido mediante, perdió en Salta, Jujuy y Misiones, o los casos de los interventores porteños Anibal Fernandez, Tolosa Paz, o Sergio Berni, quienes ni siquiera pudieron pasar las PASO correspondientes. ¿Luego quieren culpar al desdoblamiento en PBA? Eso, junto con la opción del fraude, son la salida fácil para evitar discutir que el peronismo hoy en día está vacío de contenido y de representatividad como norma general en todo el país por igual. Se ha abandonado la estrategia en pos de una supuesta reconversión al tacticismo electoral, que encima es perdedora. Dejándonos sin estrategia y sin victoria. 


Se ha abandonado la estrategia en pos de una supuesta reconversión al tacticismo electoral, que encima es perdedora.

En el caso puntual de la Provincia de Buenos Aires, tuvimos de candidato a un personaje de la política altamente reconocido por quienes de alguna manera estamos involucrados en la misma como parte de nuestra vida, o de aquellos que son un poco más grandes, pero para nada reconocido entre la juventud y con poca carrera en políticas públicas que transformen directamente la realidad de la gente de la provincia. Eso, condimentado con que, ellos sabrán por qué, el candidato no “pateó” las calles, sino que se dedicó a recorrer actos, inauguraciones, eventos, o reuniones con la militancia que ya por defecto lo iba a votar, hace que el candidato designado no llegue a un vecino nuevo y todo quede en manos de los militantes que, elección a elección, lo da todo caminando los barrios para luego pagarles con frustración, culpas cruzadas, o, en el mejor de los casos, directamente nada.

El combo resultante de los dirigentes carentes de representatividad real, los pésimos resultados que generan en términos electorales, la ausencia de una plataforma real y el sobreesfuerzo solicitado a la militancia para sostener esto, dan como resultado frustración y desgaste que, o bien terminan agotando a los compañeros, o bien lleva a un enfrentamiento sin sentido de los compañeros con el común del pueblo.

Tomando este último punto, la discusión que merece es que no podemos cargarle al común de la gente los malos resultados de las elecciones, ni asignarles la no defensa de la salud o educación públicas cuando aún muchos no pueden acceder a la misma y tienen como objetivo final que la guita les alcance para llegar a fin de mes, poder irse de vacaciones, cambiar el auto, pintar la casa, o una combinación de estas. Y eso está bien.

El peronismo se enfrenta a un gran desafío de época: recuperar las discusiones que le propongan a la gente una idea de futuro posible. Para ello hay que dejar de lado la asignación de culpas puntuales y comenzar a trabajar sobre los hechos en sí mismos. Por un lado tenemos los PJ conducidos por gente que no llama a elecciones de representantes y/o que interviene otros PJ provinciales para designar candidatos “de unidad” que luego terminan perdiendo las elecciones, la falta de una plataforma programática política real (a riesgo de ser demasiado reiterativo, merece la pena traerlo de vuelta), una lógica electoralista que nos condujo a la derrota en las últimas 6 elecciones. Por otro lado, un cúmulo de núcleos ya no tan dispersos pidiendo cancha para “jugar” y queriendo discutir lo programático. ¿Los dos grandes puntos en común? Todos peronistas, todos con análisis similares.


El peronismo se enfrenta a un gran desafío de época: recuperar las discusiones que le propongan a la gente una idea de futuro posible.

Lejos de los egos individuales, quien suscribe viene hablando de la falta de representatividad del PJ hace ya algunos años. La pegatina del lunes es solo una clara demostración de que no soy el único, ni éste el único medio que sostiene líneas en torno a esto a pesar de acompañar los armados del peronismo. Ahora, que la justificación de que esto está fuera de lugar sea que CFK no puede salir de San José 1111, la pregunta es qué pasó antes. Nunca es el momento, si no es por la correlación de fuerzas, es porque discute una conducción que ya mostró sus limitaciones políticas, las excusas abundan ante un escenario que hay que resolver.

Ante todo, evitando caer en una recapitulación de errores, de denuncias, de falencias, tomen esta nota como la invitación que queremos hacer, particularmente a la juventud, pero abierta a todo aquel que comulgue con la idea de que algo diferente debe ser construido, a construir eso que nos está faltando, conducciones reales, federales, con base en la defensa de los pilares fundamentales del peronismo: Independencia económica, soberanía política y justicia social.

En mi área de trabajo utilizamos una regla muy básica para evaluar a la gente “no sabe, no quiere, no puede”. Y, completamente a título personal, dudo que la dirigencia actual no conozca los grandes problemas de los argentinos, ni los tratados usureros que se fueron construyendo a lo largo del tiempo a lo largo y ancho de nuestra patria. Elijo, a su vez, descartar que no quieren discutirlos, pues no querer implica que tienen intereses comprometidos en esas discusiones y ese análisis es mucho más profundo, y no quiero abonar más a la fragmentación. Por lo tanto solo queda que no pueden, por el motivo que les corresponda, dar, conducir y gestionar esas discusiones. Y de ser así, solo les queda imitar el ejemplo de Néstor cuando se perdieron las legislativas del 2009, dar un paso al costado, y habilitar la construcción de una nueva dirigencia que responda a las necesidades del momento que no se están atendiendo.

Ya no se trata de un deseo, si no de una necesidad real. Habitamos una realidad realmente dolorosa de la cuál es imposible desentenderse y que merece todo de todos nosotros para resolver realmente el hambre en el país, el saqueo de nuestros recursos naturales, la ocupación en las Malvinas, etc. Y la única división posible al momento es entre quienes queremos trabajar en pos de la resolución real de esas problemáticas y quienes se mantienen indiferentes ante esto en pos de seguir enquistados en posiciones para las cuales ya mostraron sus limitaciones.

A nosotros, y a los otros nosotros, el mensaje es el de enarbolar estas banderas y prepararse para las luchas que se vienen. No va a ser fácil, y va a requerir mucho sacrificio de nuestra parte. Solo es requisito aprender a construir desde los puntos comunes, y no centrarse en pequeñas diferencias que podamos tener. Ya dijo Scalabrini Ortiz que las minúsculas discrepancias individuales son el aderezo de la concordancia general.

A los otros: Abran paso, llegó la JP.

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