Encrucijada Popular: Peronismo de acuerdos, motosierra libertaria y la abstención electoral
Resulta realmente preocupante como el consenso y la fórmula de la unidad del peronismo, que se decidió que fuera encabezada por Sergio Massa, logró entusiasmar muy poco a gran parte de los sectores populares y a los mismos votantes peronistas. Es así que, ante quienes aludían una estrategia de competitividad electoral, pareciera que solo logró caer en la trampa de los falsos apotegmas de la democracia liberal.
Sergio Massa, actual ministro de Economía y candidato a presidente de UP, sostiene su candidatura presidencial en un escenario difícil por su mismo carácter de Ministro de Economía que busca recomponer salarios y sobrellevar el escenario post-devaluación del peso argentino.
La maldición del subdesarrollo latinoamericano que alza a todos nuestros países, está influenciado por una falta de visión de futuro y una falsa mentalidad con respecto a la Nación: somos subdesarrollados mental y espiritualmente, por eso una reacción suicida ha venido gravitando sobre nosotros con tanta negatividad como haya sido la influencia imperialista que trabaja para ella y no para nosotros.
Juan Domingo Perón
Ya en los días previos a las PASO, en un acto en el Estadio Ferro convocado por el Movimiento Evita, Barrios de Pie y la Corriente Clasista y Combativa (CCC), anunciaba que implementaría este mes el “monotributo productivo” a través de un decreto de necesidad y urgencia para incluir a los trabajadores de la economía informal. «No vamos a esperar al 10 de diciembre para poner en marcha el monotributo productivo. A fin de agosto lo vamos a poner en marcha en un gran trabajo con todos los movimientos sociales, con un DNU. Lo primero que tenemos que hacer es darle a ese trabajador el derecho a una obra social, un seguro de riesgo de trabajo, aporte jubilatorio, porque tenemos que visibilizar para ponerlos en el circuito formal de la economía«, declaraba.
Pero la situación se tornó aún más desafiante luego de que los resultados electorales del domingo dejaran en primera posición, con el 30,04% (7.116.352) de los votos, a Javier Milei, el candidato de la Libertad Avanza. De esta forma, se posicionaba no solo a su frente electoral, sino el mismo y contra todo pronóstico, como el candidato más votado de cara a las elecciones de octubre.
Unión por la Patria quedó como tercera fuerza, con el 27,27% (6.460.689) de los votos. En comparación a las PASO del 2019, en dónde el Frente de Todos había sacado 12.205.085, los votos peronistas se redujeron en 5.744.396 (47% del total de 2019). De ahí se explica el crecimiento de la abstención electoral entre las elecciones presidenciales de 2019 y estas: pasó de 7.988.372 a 10.474.831, marcando una diferencia de 2.486.459 personas que no fueron a votar. Sin embargo, se torna evidente que los votos que abandonaron el peronismo no se quedaron en sus casas. De los 5 millones 700 mil votos menos que obtuvo UP, por lo menos más de 3 millones de votos fueron a otras fuerzas. Y los números muestran que, en el AMBA pero también en gran parte de los centros urbanos del Interior, los territorios fuertes de Milei fueron los sectores mas pobres (solo como ejemplo, fue el candidato mas votado en las 4 villas mas grandes de la Capital).
Como venimos planteando en cada informe de coyuntura, la democracia liberal burguesa (representativa) se encuentra en una crisis muy profunda, producto de la imposibilidad objetiva de las dirigencias tradicionales de “solucionar” los problemas de la sociedad. Con un capitalismo en crisis que necesita ajustar y explotar cada vez más a los pueblos del mundo, resulta infantil no observar la imposibilidad de generar la felicidad del pueblo dentro del mismo sistema. También, como veníamos adelantando en las elecciones provinciales, lo que se da no es una elección de tercios sino de medios: la mitad de las personas (o más) se expresó, bajo su forma, contra la dirigencia tradicional de este sistema político. Como se puede apreciar, la gran parte del descontento popular no son los votos de Javier Milei. El “gran ganador” de la elección fue la abstención. Y es que el total de argentinos que no votaron supera al total de electores que eligieron a Milei, con un 30,38 % (10.474.831). Sumado a eso, el 4,78 % (1.148.342) de los que sí votaron, lo hicieron en blanco. En consecuencia, un 33% del padrón electoral no apoyó a ninguna fórmula.
Parado en este escenario político, la situación que se presentó luego de las elecciones no logró más que debilitar al gobierno, mientras que el mismo intenta concretar los acuerdos necesarios con los sectores productivos y financieros para equilibrar los golpes que recibe el pueblo y así mantener -por lo menos-, su intención de voto con la necesidad de superarlo. Una de las primeras medidas conocidas fue el incremento de los controles a la exportación de carne, para garantizar el consumo interno a precios accesibles. La medida se tomó a la espera de un nuevo acuerdo de precios con los principales frigoríficos exportadores, en un escenario donde el kilo del ganado vivo aumentó en las últimas dos semanas un 30% en el Mercado Agroganadero de Cañuelas.
Desde los neumáticos hasta los productos de las alimenticias como Arcor, la remarcación ya empezó y el Gobierno lo sabe. Tras una reunión con hipermercadistas, en este marco se dispuso renovar los acuerdos de precios, estableciendo incrementos del 5% mensual por 90 días y, en esa misma línea, se dispuso que los precios de los combustibles quedarán congelados hasta el 31 de octubre próximo, tras la suba de 12,5% implementada por la mayoría de las petroleras encabezadas por la estatal YPF.
A esta situación se le suma que las diferentes cámaras que aglutinan a las empresas fabricantes de biodiésel, en una misiva enviada a la Secretaria Flavia Royón y al Subsecretario de hidrocarburos, Federico Bernal, advirtieron sobre la paralización total de sus plantas, imponiendo a la Secretaría de energía una actualización en el precio del biocombustible. Exigen una “corrección urgente del último precio de venta del biodiesel”, alegando que el 90% de sus costos están dolarizados y advirtieron que “en este contexto, las 27 plantas que elaboran biodiesel para corte obligatorio con gasoil pararon”.
En este panorama Hugo Yasky, diputado nacional y secretario general de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), en diálogo con FM La Patriada, reflexionó acerca de la bronca que sienten tanto los 11 millones de personas que no participaron de la elección como los laburantes que votaron a Milei, asegurando que “el punto de partida de Milei es todo lo que nosotros no fuimos capaces de resolver”. Y a eso agregó que, “de nada sirve la argumentación y la apelación a la ideología si vos en la práctica no demostrás defender la continuidad de un gobierno que es capaz de hacer otra cosa”. En ese marco, pidió al Gobierno nacional el aumento de salarios a través de una suma fija de unos $75.000 y también recomponer las jubilaciones.
Por su parte el titular de ATE, Rodolfo Aguiar, también se hizo eco de las demandas de la CTA al gobierno nacional y pidió al ministro de Economía y candidato a presidente «el inmediato pago de una suma fija y la urgente reapertura de todas las paritarias«, porque «la devaluación se trasladará a los precios y será imposible modificar el resultado electoral de las PASO en octubre próximo si no se adoptan medidas de redistribución del ingreso». Por último, el titular de ATE intentó dilucidar «¿por qué la gente modificaría en octubre su voto? ¿O por qué quiénes no sufragaron en las primarias lo harán ahora si no se muestra un claro cambio de rumbo económico?«.
Resulta así que en el Ministerio de Trabajo se acumulan los pedidos de reapertura de discusiones salariales. Tras la devaluación del 22% y la aún superior escalada de precios, sindicatos estatales y privados solicitaron la reapertura de paritarias. Los docentes nacionales organizados en la CTERA, los estatales de ATE, judiciales, bancarios, camioneros y empleados de comercio encabezan el reclamo al que se siguen sumando otros gremios.
Por otro lado, no deja de sorprender las recientes declaraciones de Sergio Massa en una entrevista con el periodista Guido Carelli Lynch para Clarín, asegurando que en caso de llegar a la Casa Rosada convocará a un «gobierno de coalición» que incluya a dirigentes de la oposición y criticó al ex presidente Mauricio Macri por su acercamiento a Javier Milei. «Lo más grave del jugueteo de Macri con Milei es que le falta el respeto a los votantes de Rodríguez Larreta y a los radicales«, agregó.
En tal escenario, frente a un candidato peronista que deja mucho que desear, la naciente oposición de Javier Milei resulta aterradora. Incluso más aún que los actores de Juntos por el Cambio. Y no es por exagerar la figura de Javier Milei, sino que él mismo declaró, en relación a su relación con el Fondo Monetario, «Nosotros tenemos un programa fiscal mucho más agresivo que el del Fondo, nosotros estaríamos sobre-cumplidos en la meta porque tenemos esa convicción».
A su vez, el senador yanqui Ted Cruz, miembro del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, a quien conocimos cuando pidió investigar y sancionar a Cristina y a Máximo Kirchner por la causa Vialidad, vuelve a entrometerse en la política argentina elogiando a Javier Milei.
El republicano compartió un tuit del periodista del The New York Times, Benny Johnson, quien difundió un recorte subtitulado en inglés de una entrevista de Viviana Canosa al líder libertario, al que se refirió como el “Trump argentino”. Durante la entrevista, se lo escucha decir: «Al zurdo de mierda no le podés dar ni un milímetro«, para luego asegurar que a las personas de ideología de izquierda: “Les das un milímetro y lo toman para destrozarte. No podés negociar con el zurdo porque te van a llevar puesto”. El senador reaccionó al video y expresó: “Wow. ¿Podemos incluirlo en el debate presidencial republicano? ¿Por favor?”.
Sin embargo, el gran problema de Javier Milei es que no es el candidato del pueblo trabajador pero tampoco lo es de los grupos económicos concentrados. Su discurso anti-casta y anti-sistema comenzó a ceder, al igual que su actitud ante el empresariado argentino que históricamente calificó de “planero”. Ante la consulta en Radio Mitre sobre su visión de Mauricio Macri, respondió «Si soy presidente, Macri tendría un rol destacado como representante de la Argentina. Sería una figura por encima. Un representante del país, no sé cómo se define, habría que crear la figura, es alguien que puede abrir mercados«, y aclaró que podría cumplir un rol de «súper embajador«.
Además, se encontró clarificando su plan de gobierno de llegar a ganar las elecciones de 2023 y admitió que “las reformas estructurales para que la Argentina vuelva a ser una potencia” demorarán “un lapso de 25 a 45 años”. “Jamás dije que los problemas se arreglan en cinco minutos. Proponemos un conjunto de reformas estructurales para que la Argentina en un lapso de 25 a 45 años vuelva a ser una potencia. Nunca dijimos que el resultado sea instantáneo«, planteó.
En síntesis, el devenir político de la argentina se nos juega entre un candidato peronista, que no logra representar a las mayorías populares pero que en estas circunstancias es la única alternativa como estandarte del menor ajuste posible; y una derecha que logró canalizar las demandas del pueblo por la falta de respuesta de un gobierno que desalentó el clamor popular en los últimos 4 años. Pero es esa derecha, con un discurso mesiánico, la que propone un ajuste atroz y ampliación de la brecha de la desigualdad en una sociedad que ya ha sido fuertemente golpeada y acorralada. La “Motosierra libertaria”, que busca eliminar la participación del estado en la vida de los ciudadanos significa menor espacio político para los sectores populares y vía libre para los grandes especuladores y formadores de precios. El estado de la competitividad de libre mercado significa, como bien lo dijo Milei, que exista la libertad de morirse de hambre. Y ese proyecto sabemos que es imposible de llevar adelante sin resistencia popular, contra la cual Javier Milei también tiene un plan: fusión de los Ministerios de Defensa y Seguridad y entrega de su mando a su vicepresidenta, Victoria Villaruel, hija de un militar de la dictadura, sobrina de un torturador del Centro Clandestino de Detención “El Vesubio” y organizadora de las visitas a Videla en la cárcel durante sus últimos años de vida. A ese futuro nos enfrentamos, y tenemos que estar a la altura.