Informe sobre el litio en Argentina: No hay paz donde el oro brilla
“Argentina: Land of opportunities” (Argentina: tierra de oportunidades). Así se titulaba el documento que fue presentado en Estados Unidos por el gobierno de Mauricio Macri en abril del 2016 para atraer inversiones extranjeras al país. Esas líneas mostraban la realidad de un país que, de hecho, era indispensable en cuanto a la explotación de recursos naturales para el futuro de los Estados Unidos pero que -de acuerdo al proyecto neoliberal- significaba oportunidades para ellos y hambre para nosotros. Ese contexto termina elevando a Argentina, nuevamente -y como diría el vicepresidente Roca luego de la firma del acuerdo Roca-Runciman-, a ser la joya más preciada de la corona del Imperio. En el mundo de la Cuarta Revolución industrial, donde progresivamente veremos la digitalización de las cadenas de valor a través de la integración de tecnologías de procesamiento de datos, software inteligente y sensores, nuestros recursos aparecen como indispensables para el desarrollo de los monopolios. Ya no es ninguna novedad el empleo de la robótica para la fabricación -como lo fue la presentación del Optimus Tesla-, el uso de la inteligencia artificial como Chat GPT o la utilización de vehículos autónomos (sin conductor) para el transporte. Este es el mundo que se viene.
En este marco es inevitable hablar del litio, ya que es uno de los recursos fundamentales para la transición energética. Hasta ahora, es insustituible para la producción de las baterías de iones de litio, tecnología clave para la descarbonización del transporte y el almacenamiento de energía generada a partir de fuentes renovables. Argentina y la región tienen una participación muy importante en la primera etapa de la cadena de valor de las baterías de litio (extracción/ procesamiento). Pero cuando hablamos de las etapas de producción (las que realmente crean la mayoría del valor de los productos finales) de precursores, cátodos/ánodos, celdas y baterías son China, Japón, República de Corea, Estados Unidos y Taiwán quienes las lideran (temática ya hablada en el primer informe de coyuntura de julio “La verdadera política es la política internacional”).
No obstante, Argentina no ha sido esquiva de medidas concretas para aprovechar su situación en cuanto a este mineral y, a través del desarrollo de la empresa nacional YPF Litio, se inaugurará la primera fábrica de celdas para baterías de ion litio en América Latina. Lejos de no alegrarnos por la situación, es importante destacar que -inevitablemente- esta situación iniciara un proceso de fuerte disputa con los monopolios transnacionales, ya que estos avances podrían colocar al país en otra posición en la escena del mercado mundial del litio. Como lo demarca nuestra historia, habrá una férrea disputa contra los sectores que históricamente pensaron a nuestro país como una nación de producción primaria, abastecedor de las industrias de las potencias mundiales.
En Argentina hay tres plantas de litio en funcionamiento, de las cuales dos están ubicadas en Jujuy. Una es Salar de Olaroz, de la empresa Sales de Jujuy, cuyo principal accionista es la empresa australiana Allkem en sociedad con la compañía provincial Minería Sociedad del Estado (Jemse). El otro proyecto en Jujuy, que entró en operación hace apenas un mes, es Cauchari-Olaroz, de la minera Exar, una compañía argentina cuyos accionistas son la canadiense Lithium Americas Corp (LAC) y la china Ganfeng Lithium. El tercer proyecto de litio en el país, por fuera de Jujuy, es el Salar del Hombre Muerto, de la empresa estadounidense Livent, en Catamarca.
Entre Jujuy, Catamarca y Salta la República Argentina tiene, además de los tres proyectos en operación, seis en construcción, ocho en estudios de factibilidad y quince en estado de exploración, según datos de la Cámara del sector. Asimismo, se evidencia la fuerte tendencia para definir al país como una simple extractora de litio por parte de los capitales extranjeros. En lo que va del año hubo acontecimientos que afirman esta situación:
- Adquisición de la empresa Argentina LitheA Inc. por parte de la china Ganfeng Lithium Group
- La empresa estadounidense Livent anunció una inversión de 510 millones de dólares para expandir su operación de litio en la Argentina
- La corporación china Zijin Mining Group anunció que invertirá 380 millones de dólares en su operación de litio en el país.
Y la situación pareciera dirigirse a cerrar este negocio en unos pocos. Las compañías líderes de litio a nivel mundial (la estadounidense Livent y la australiana Allkem, únicas dos exportadoras de carbonato de litio en Argentina) anunciaron un acuerdo en mayo para fusionarse. Una vez resueltos los pasos legales crearán NewCo, un gigante valorizado en 10.600 millones de dólares: “Se espera que la transacción se finalice a finales de 2023, y una vez cerrada la fusión de iguales, los accionistas de Allkem poseerán aproximadamente el 56% y los accionistas de Livent aproximadamente el 44% de “NewCo”, informaron las empresas.
Sin embargo, el entramado del litio posee más sorpresas de las que el sentido común puede llegar a imaginarse. Y es que, en la etapa imperialista del capitalismo, lejos de ser las empresas quien dominan la producción en un escenario de libre competencia, la conducción global del capital se haya concentrada en los monopolios financieros. Los principales propietarios de acciones de Livent son Blackrock y Vanguard, dos de los fondos de inversión más grandes del mundo (ambos radicados en Estados Unidos). En el caso de Allkem, sus principales accionistas son las empresas bancarias y financieras JP Morgan (EE.UU.) y HSBC (Reino Unido). A su vez, estos cuatro fondos (Blackrock, Vanguard, JP Morgan y HSBC) son accionistas cruzados entre ellos, de manera que componen un complejo entramado societario que, de manera directa o indirecta, los coloca como principales beneficiarios de los dos proyectos que hoy extraen y exportan litio desde Argentina.
La extracción y exportación del litio argentino se define en una mesa chica de 4 grupos económicos unificados como un verdadero capital colectivo que avanza sobre nuestros recursos de forma implacable. No obstante, hay un dato más que llamativo que se encuentra a la hora de observar los activos de estos grupos económicos, y es que estos cuatro fondos son importantes tenedores de bonos de la deuda externa argentina. Dos de ellos, Blackrock y HSBC, dentro de los 10 mayores, acreedores con 1.500 millones de dólares y 470 millones de dólares respectivamente. Esa misma condición se encontró en al menos tres propietarios de acciones de Allkem (JP Morgan Investment Management, HSBC Investment Funds y BNP Paribas Asset Management) y en al menos siete propietarios de Livent (además de Blackrock y Vanguard, Wellington MGMT, Morgan Stanley Investment, Invesco Multi Asset Income, Federated Hermes Emerging Market Debt Fund y Northern Multi Manager Emer MKT Debt Opportunity Fund).
Queda evidenciado que toda posibilidad incipiente de querer iniciar un proceso de producción en estas nuevas tecnologías puede ser fácilmente condicionado por estos grupos económicos, que además de beneficiarse por nuestro litio también son tenedores de nuestra deuda. Sin embargo, aún falta más: ¿A quiénes perjudicaría que Argentina desarrolle, soberanamente, las baterías de iones? A quienes ya desarrollan esas baterías en otras partes del mundo ¿Quiénes son? Samsung cuyo tercer mayor accionista es el fondo de inversión BlackRock; Panasonic, cuyo mayor accionista es BlackRock y el tercer mayor accionista es Vanguard; BYD Company, cuyo mayor accionista es Vanguard; y Tesla, cuyo mayor accionista es Vanguard y el segundo mayor accionista es BlackRock. ¿La ola represiva acontecida en Jujuy es ajena a dichos sucesos?
La reforma constitucional promovida por Morales modificó derechos y garantías de comunidades originarias que impactan directamente en la propiedad y uso de la tierra. Eso está directamente relacionado con la concesión de proyectos mineros. El artículo 36 habla sobre el «derecho a la propiedad privada»: incorpora «mecanismos y vías rápidas y expeditivas que protejan la propiedad privada y restablezcan cualquier alteración en la posesión, uso y goce de los bienes a favor de su titular», lo que deja lugar a múltiples interpretaciones, en un territorio en el que la mayoría de las comunidades originarias carece de título de propiedad de sus tierras. Jujuy tampoco adhirió a las normas de transparencia en industrias extractivas como si lo hicieron Catamarca, Santa Cruz, Salta y San Juan. También se dejó sin efecto, por el decreto 9194 del 3 de mayo de 2019, una norma que exigía un análisis extra de los estudios de impacto ambientales sobre los proyectos mineros de primera categoría, como es el litio.
Ese marco de represión se da en un presente donde las perspectivas de la demanda de litio son más que positivas en torno al desarrollo de la electromovilidad y la necesidad creciente de baterías para la industria electrónica. Esto significa que el interés sobre nuestros recursos irá en incremento, y todos los sectores que se opongan encontrarán enfrente toda clase de represión. Este es el gráfico de proyecciones a 2030.
Por otro lado, la industria del litio es una industria naciente, donde muchos procesos ni siquiera se encuentran industrializados y, por ende, la tendencia de los costos también será creciente. Acá también Argentina tiene ventajas comparativas. Existen dos formas de extraer litio, y son a través de:
- Salares: Este proceso consta de someter la salmuera extraída a distintas etapas de evaporación. La salmuera extraída del salar tiene un contenido aproximado de litio de 0,22% que, luego de ser sometida al tratamiento en las piletas de evaporación, puede llegar hasta un 6%, dependiendo de las impurezas presentes de boro y magnesio. El costo de producción a partir de salmueras cuesta entre 4.100 y 5.800 dólares la tonelada.
- Pegmatitas: En este proceso, a diferencia del anterior, el costo de producción oscila entre 8.300 y 9.000 dólares la tonelada y requiere mayores inversiones y costos de producción, pues es un proceso minero que requiere las clásicas etapas de extracción, chanchado, molienda, flotación, calentamiento y lixiviación con ácido sulfúrico.
En las reservas argentinas, el litio se encuentra en salares, quedando considerablemente más baratos en cuanto extracción y, por lo tanto, más apetecibles a los ojos de los capitales extranjeros.
Para poder transformar el mundo y pelear por una patria libre, justa y soberana, primero hay que entender la realidad en la que vivimos. Ir hacia la pelea por la soberanía con la cabeza puesta en un capitalismo de libre competencia que ya no existe hace varias décadas nos llevará a la derrota absoluta en todos los frentes. Plantear una industrialización nacional, entendiendo que eso no implica una pelea abierta contra los grupos económicos, es no entender que los dueños del litio, del transporte, de la deuda, de los alimentos, de los puertos y de todo lo que consumimos y producimos son, literalmente, los mismos. Esto es doblemente grave, siempre que la derrota para la clase trabajadora y los militantes del campo nacional y popular ha significado, además de la derrota moral y política, la prisión, destierro, muerte y desaparición de muchos de nuestros compañeros y compañeras. La patria, como la soñamos, será imposible de llevar adelante, ya que nadie puede realizarse en una sociedad subordinada a apetencias foráneas. Nosotros tenemos el deber histórico de comprender el mundo que nos depara y avanzar en función a ese deber. Donde congeniar lo individual con lo colectivo sea nuestro proceso revolucionario y donde el yo pueda adecuarse en su correcta medida al nosotros. Y si hay un nosotros, es porque existe un “ellos”: aquellos multimillonarios que, debido a su necesidad de acrecentar las ganancias para seguir reproduciéndose, están dispuestos a destruir física y políticamente cualquier proceso de liberación.
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