Ucrania: Radiografía de una guerra insostenible
Por: Francisco Kovacic Gonzalez
Estados Unidos presenta cada vez más incongruencias para justificar su intervención en Ucrania. Europa y Alemania, con cada vez menos margen de acción por la dependencia yanqui. El trasfondo de las reuniones de Putin con los pueblos árabes.
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, le exigió al Congreso la aprobación de 60 mil millones de dólares de presupuesto para continuar con el envío de tropas a Ucrania. Contra todo pronóstico, la votación salió 49 a favor y 51 en contra, centralmente por el rechazo de los republicanos.
La petición la condujo el senador demócrata Chuck Schumer, líder de la Mayoría en el Senado estadounidense, cuando anunció que la Cámara alta celebraría una votación sobre un paquete suplementario de 106.000 millones de dólares. La totalidad de ese monto iría para ayudar a Ucrania, Israel y Taiwán, a solicitud del propio Biden. Nadie creyó en el resultado de la elección.
La guerra en Ucrania: un asunto de (des)interés nacional
El diario estadounidense The Wall Street Journal publicó una encuesta hace poco con datos interesantes: el 36% de los encuestados cree que aún es posible el éxito occidental en la guerra. Lo cual para el gobierno es grave, ya que esa cifra es casi dos veces menor que el 68% registrado en 2022. Pero hay un dato más alarmante aún: el 18% de los encuestados respondió que el “sueño americano” nunca fue una posibilidad real.
Incluso, el propio diario publicó que algunos de los entrevistados consideran que la guerra “siempre fue una idea destinada para la clase media alta, mientras que las personas de color o que nacieron en la pobreza empiezan en desventaja y permanecen en desventaja».
Y hay más todavía. De los auto-percibidos en desventaja por el conflicto, un 50% estuvo de acuerdo con la afirmación de que el sistema económico y político del país «está en contra» de personas como ellos. Del mismo modo, la mitad de los encuestados sostiene que la vida en los Estados Unidos es peor que hace 50 años.
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El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, le exigió al Congreso la aprobación de 60 mil millones de dólares de presupuesto para continuar con el envío de tropas a Ucrania. Contra todo pronóstico, la votación salió 49 a favor y 51 en contra, centralmente por el rechazo de los republicanos.
La petición la condujo el senador demócrata Chuck Schumer, líder de la Mayoría en el Senado estadounidense, cuando anunció que la Cámara alta celebraría una votación sobre un paquete suplementario de 106.000 millones de dólares. La totalidad de ese monto iría para ayudar a Ucrania, Israel y Taiwán, a solicitud del propio Biden. Nadie creyó en el resultado de la elección.
La guerra en Ucrania: un asunto de (des)interés nacional
El diario estadounidense The Wall Street Journal publicó una encuesta hace poco con datos interesantes: el 36% de los encuestados cree que aún es posible el éxito occidental en la guerra. Lo cual para el gobierno es grave, ya que esa cifra es casi dos veces menor que el 68% registrado en 2022. Pero hay un dato más alarmante aún: el 18% de los encuestados respondió que el “sueño americano” nunca fue una posibilidad real.
Incluso, el propio diario publicó que algunos de los entrevistados consideran que la guerra “siempre fue una idea destinada para la clase media alta, mientras que las personas de color o que nacieron en la pobreza empiezan en desventaja y permanecen en desventaja».
Y hay más todavía. De los auto-percibidos en desventaja por el conflicto, un 50% estuvo de acuerdo con la afirmación de que el sistema económico y político del país «está en contra» de personas como ellos. Del mismo modo, la mitad de los encuestados sostiene que la vida en los Estados Unidos es peor que hace 50 años.
Y es que no se puede tapar el sol con la mano, porque los datos avalan la bronca popular. El secretario de Estado del gigante del norte, Antony Blinken, reveló este jueves que alrededor del 90% de los fondos estadounidenses (cerca de 70.000 millones de dólares) destinados a la ayuda militar a Ucrania, eran en realidad “un salvataje económico” o, dicho en criollo, un manotazo de ahogado para poder “apalancar un tiempo más su economía decadente”.
El secretario de Asuntos Exteriores del Reino Unido, David Cameron, con quien Blinken se reunió la semana pasada y con quien compartió incluso una conferencia de prensa, puntualizó en ese tema siendo aún más preciso que el propio Blinken.
«Si nos fijamos en las inversiones que hicimos en la defensa de Ucrania […] el 90% de la asistencia de seguridad que hemos proporcionado en realidad se ha gastado aquí en EE.UU. con nuestra manufactura, con nuestra producción».
Cameron se excusó además explicando que esto sirvió para «producir más empleos» en el país, así como también «más crecimiento» en la economía norteamericana. Y descaradamente, defendió la dinámica asegurando que fue es “un ganar-ganar que tenemos que seguir».
De acuerdo a lo revelado por ambos, hasta ahora Estados Unidos le entregó a Israel “más de 10.000 toneladas de equipo militar desde el estallido de la guerra”. En ese paquete, se sabe, están incluidos “vehículos blindados, armamento, equipo de protección personal, suministros médicos, municiones y más”.
El petróleo, un bien que falta y EEUU empieza a notarlo
La Reserva Estratégica de Petróleo se diseñó originalmente para hacerle frente a las interrupciones del suministro de petróleo, aunque no necesariamente para enfrentarse a los altos precios. “Hasta el año pasado, el mayor gasto fue de 31 millones de barriles durante la operación militar Tormenta del Desierto. Durante el huracán Katrina, se gastaron de allí 30 millones de barriles», explicó Tim Stewart, presidente de la Asociación de Petróleo y Gas de EEUU.
«Pero hace poco más de un año, la Administración Biden inició la mayor reducción de existencias de nuestra historia, porque necesitaban sobrevivir a un ciclo electoral, ni siquiera a un huracán o a un conflicto militar importante. Y ahora nuestras reservas están en su punto más bajo en 30 años. Es el más bajo desde 1983”, añadió Stewart al respecto.
Alemania y Europa, al borde del abismo
Alemania no está pudiendo sostener su presupuesto anual. Empujada a impulsar la guerra de la OTAN contra Rusia y a someterse a las sanciones económicas, que dan como resultado la adquisición de gas muy por encima del precio al que estaba acostumbrada, la Unión Europea (y Alemania como su motor económico) vive más crudamente que nunca las consecuencias de ser un bloque subordinado a las necesidades de Estados Unidos.
De acuerdo con los parlamentarios alemanes (de los partidos verdes y euro-socialistas), uno de los puntos débiles en los que detectan subinversión y para lo que necesitan elevar los límites de la deuda, es en la transición energética. En total, según la encuestadora Scope Ratings, la subinversión alemana está alrededor de los “300.000 millones de euros en la última década, en comparación con otras economías con calificación AAA”.
La situación de Europa muestra marcadamente su falta de planificación para reemplazar la dependencia con Rusia. Fue por eso que el Legislador alemán Klaus Ernst, frente a la problemática energética, expresó que “el Gobierno alemán pone en peligro nuestra prosperidad», frente a las sanciones anti rusas, que perjudican más a Alemania que a Rusia.
El clima económico en Alemania es sombrío. Basta con ver el caso Michelin, que cierra sus fábricas de llantas para camiones en Alemania por el elevado costo de producción, lo cual afectará a 1500 empleados. Y mientras tanto, el PIB ruso creció en un 2,9% entre enero y septiembre de 2023, en términos anuales, de acuerdo con una estimación preliminar del Servicio de Estadísticas de Rusia (Rosstat).
La Unión Europea (UE) gastó 304.000 millones de euros en importaciones de gas desde febrero de 2022, por pagos excesivos debido a las sanciones anti rusas. Es así que el sobrepago por el combustible, se totalizó en 185.000 millones de euros. Esta pérdida es resultado de la subordinación económica hacia el imperialismo norteamericano.
Rusia, a pesar del recorte en el suministro, obtuvo 14.000 millones de euros adicionales debido a la subida de los precios, con Qatar ganando la misma cantidad. Es importante remarcar que con, el proceso que viene realizando Rusia, Nigeria y Camerún recibieron 2.000 millones de euros más, mientras que Libia, Omán y Guinea Ecuatorial recibieron otros 1.000 millones cada uno.
El presupuesto israelí expone la fractura interna de su coalición de gobierno. El genocidio que están perpetrando los grupos monopólicos en Palestina profundiza las fracturas al interior de los capitales. La disputa entre las facciones se agudiza en medio de los enfrentamientos a la hora de definir a qué sectores beneficiará el presupuesto. Benny Gantz, histórico opositor de “centro”, se dispone a no votarlo si este beneficia a las fuerzas políticas cercanas a Netanyahu.
Inglaterra y EEUU le ordenaron a Zelenski frenar acuerdo de paz con Rusia
El líder del partido ucraniano Siervo del Pueblo, reveló que el exprimer ministro británico Boris Johnson frenó un acuerdo de paz que se había realizado entre Rusia y Ucrania el año pasado. A sus declaraciones se suma el exoficial del Ejército estadounidense y analista antiterrorista del Departamento de Estado, Scott Bennett, quien ratificó:
«Es verdad que Boris Johnson fue la persona que le ordenó a Zelenski que no dejara de luchar y, como resultado, Johnson y Joe Biden son responsables de más de 500.000 vidas ucranianas”.
Además, el asesor presidencial ruso, Vladímir Medinski, que encabezó la delegación en las negociaciones del tratado de paz con Ucrania en 2022, reveló detalles de las conversaciones. Esto se dio a conocer después de que desde Kiev, afirmaron que las hostilidades podrían haber terminado ya en la primavera de 2022, pero Ucrania no aceptó la neutralidad.
«La exigencia de neutralidad de Ucrania y de no alineamiento con la OTAN era muy importante, pero destacaré que además de esto, entre las exigencias incondicionales por nuestra parte estaba el reconocimiento de la soberanía rusa sobre Crimea, y luego la independencia de las repúblicas del Donbás. Había un gran número de demandas humanitarias, pero partíamos de la necesidad de proteger a la población de habla rusa», indicó Vladímir Medinski a la prensa.
El proyecto de resolución había sido elaborado por los Emiratos Árabes Unidos (EAU). Además del fin de las agresiones, la resolución también planteaba la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes. El proyecto fue respaldado por 13 de los 15 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, entre ellos Rusia y China. Por su parte Estados Unidos —aliado de Israel— lo vetó, y el Reino Unido se abstuvo de votar.
Jens Stoltenberg, el mismísimo secretario general de la OTAN, explicó que la posición en el frente de batalla de Ucrania podría empeorar si Occidente no aumenta el suministro de armas. Y amplió: “El régimen de Kiev se encuentra en una situación crítica. Tenemos que prepararnos para las malas noticias”.
El portavoz del Departamento de Estado de EEUU, Matthew Miller, reconoció en una rueda de prensa que la situación de Ucrania en el campo de batalla es «difícil» y que su país ya agotó el 97% de los fondos adicionales de asistencia disponibles para seguir azuzando el conflicto con Rusia.
«Con respecto al campo de batalla, es una situación difícil. Las fuerzas ucranianas están combatiendo contra militares rusos muy atrincherados. Las hemos visto avanzar, el avance ha sido muy difícil», señaló Miller.
«Ahora dependemos de los fondos residuales», aclaró, recordando que gastaron ya el 97% de esa suma. El 3% restante se agota a finales de este año, según advirtió este lunes la directora de la Oficina de Administración y Presupuesto de EEUU, Shalanda Young.
El Pentágono dice que le quedan unos 5.000 millones de dólares en la cuenta PDA y solo 1.000 millones para reponerla. Y resaltan que los aportes estadounidenses se redujeron de un máximo de 5.000 millones de dólares en enero, a apenas 225 millones en noviembre. Una situación similar están atravesando los europeos.
Ucrania, entre el desinterés y el desfinanciamiento
Según el Financial Times, la asignación de 50.000 millones de euros de la UE a Ucrania se complicó debido a las disputas presupuestarias. Incluso el canal Bloomberg había informado que el paquete de ayuda cubriría el período 2024-2027, lo que significa que Ucrania recibirá menos ayuda financiera anual que los 18.000 millones de euros que la UE le asignó en 2023.
Putin contra el globalismo y la búsqueda de “puntos medios” con las monarquías orientales
El miércoles 6 de diciembre el presidente de Rusia, Vladimir Putin, viajó a Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita. El motivo principal de su visita fue la búsqueda de la cooperación estratégica con las monarquías del Golfo Pérsico, para así contrarrestar al globalismo.
Con el recibimiento que le ofrecieron a Putin en Emiratos Árabes, las autoridades locales subrayaron su desafío a las sanciones occidentales y a los intentos de aislar a Rusia. En la reunión en Abu Dabi, los temas de discusión y acuerdos fueron: por un lado, la profundización de la cooperación en el marco de la OPEP+ y la inversión en el mercado ruso, mientras que en segundo lugar primó la cooperación en las esferas militar-técnica, jurídica, bancaria, espacial y gubernamental.
Tras las conversaciones entre Putin y el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman Al Saud, fue que Rusia y Arabia Saudita aprobaron una declaración conjunta.
Mientras tanto, al este asiático, China efectivizó colocar un trato arancelario a cero a seis de los países africanos menos desarrollados, tal informó este miércoles la Comisión de Aranceles Aduaneros del Consejo de Estado.
Esto regirá a partir del 25 de diciembre, a tientas de que el 98% de los productos sujetos a impuestos de Angola, Gambia, República Democrática del Congo, Madagascar, Malí y Mauritania “estarán exentos de aranceles al ingresar a China”, tal como reveló la comisión en un comunicado.
“La única verdad es la realidad”, decía el general Perón. Como podemos ver hasta aquí solo hay visible un hecho: el imperialismo y el liderazgo norteamericano está en crisis, no solamente por la coyuntura internacional que no lo acompaña, sino también por la conciencia de su Pueblo. El rechazo de los sectores populares norteamericanos al conflicto en Ucrania es una demostración de una derrota del nacionalismo de exclusión estadounidense. Sólo es cuestión de, con organización y voluntad política, construyamos el mundo multipolar que tanto anhelamos.
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