Nuestro norte es el Sur

INFORME

Nuestro norte es el Sur

Por: Juan Manuel Piccolo y Lucía Ferrari (MLN)

Los liberales instalan bases extranjeras, los keynesianos por cuestiones ideológicas reniegan de las Fuerzas Armadas y la defensa nacional. La opción de la Patria es contar con bases aeronavales propias en la isla mayor de Tierra del Fuego, para que se erija como Centro Geopolítico de la Patria.


Desde nuestro movimiento venimos hace más de 10 años militando en nuestro país la conciencia marítima. Hemos recorrido unidades básicas, centros culturales, casas de familia con el mapa bicontinental de la Argentina. Cada vez que nos reunimos a difundir nuestros 3 proyectos de Ley, los dos que componen el Plan Naval y E.L.M.A XXI (Empresa de Líneas Multimodales Argentina del siglo XXI) el primer paso es siempre mostrar el nuevo mapa de la Argentina.

A partir del año 2009, la Argentina creció, y se transformó en un país estrictamente marítimo. En ese año, el entonces canciller, Jorge Taiana, presentó en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR) la documentación pertinente para que se le reconozcan a nuestro país las 350 millas marítimas de límite exterior de la plataforma continental. A partir de dicho reconocimiento la Argentina pasó a ser un país marítimo, ya que las nuevas dimensiones así lo reflejan: contamos con 2.800.000 km2 de territorio americano, 1.000.000 km2 de territorio antártico y 6.500.000 km2 de superficie marítima. Esto significa que el 63% de nuestro territorio está en el mar.

Además, somos un país bi-oceánico ya que tenemos costa en el Atlántico y en el Pacífico; y también somos bi-continentales porque tenemos presencia en el continente americano y en el antártico. No menos importante es el hecho de que este crecimiento de nuestro país posiciona en el centro geográfico de nuestro territorio a la Isla de Tierra del Fuego, en vez de Córdoba, ya que se encuentra equidistante a La Quiaca y la Antártida. 

Tierra del Fuego fue un territorio nacional hasta los años ´90, cuando se provincializó con la Ley 23.775 y pasó a constituirse como la más joven de nuestras provincias: Tierra del Fuego, Antártida, e Islas del Atlántico Sur. Es fundamental que los argentinos, y sobre todo los jóvenes, tomemos noción del carácter estratégico que tiene esta parte de nuestro territorio.

Parte de esta provincia la tenemos invadida por la Corona Británica, que tiene en nuestras Islas Malvinas la mayor base de la OTAN del mundo. Tenemos allí el estrecho de Magallanes y cercanía al pasaje de Drake (en realidad, mar de Hoces) que son los dos únicos pasajes naturales entre el Océano Pacífico y el Atlántico. Esto reviste una gran centralidad ya que la otra conexión entre estos dos océanos que existe es el Canal de Panamá, que fue construido y es controlado por los Estados Unidos.

Además de cobrar un canon a cada buque que pasa por allí, por su ancho sólo pueden atravesarlo buques de hasta 49.9mts (con la última obra de ampliación que se realizó). Esto es un problema en un mundo donde los buques tienden al gigantismo, para poder optimizar los fletes, cargando al máximo cada embarcación. 

Nuestros pasajes no tienen estas limitaciones porque son naturales y nuestro país no ejerce el debido control de los mismos. Como si lo antes nombrado fuera poco, esta joven provincia incluye también en su jurisdicción a nuestra porción de la Antártida. Territorio central geopolítico codiciado y reclamado por diversas potencias europeas debido a que no sólo es la mayor reserva de agua dulce del mundo, sino que también contiene recursos minerales (incluyendo el petróleo) y regula y mantiene las condiciones climáticas de todo el planeta.

La isla actualmente está desconectada del continente. Los argentinos, salvo que vayamos en avión, debemos cruzar por territorio chileno para acceder a Tierra del Fuego. Por ello venimos impulsando el proyecto de Cruce Corto por Aguas Argentinas, enmarcado en la Ley 26.776/12. Esta falta de integración territorial está acompañada de una falta absoluta de defensa del territorio marítimo, donde se conoce que lleva adelante pesca ilegal por parte de diversos países como Japón, China, entre otros, que depredan nuestro recurso ictícola, siendo nuestro mar uno de los mayores en biodiversidad debido al choque de corrientes frías del sur con las cálidas que provienen de la zona de Brasil. 

No se trata de una simple casualidad o despiste de los dirigentes políticos. Se quiere instalar una idea que promueve el tener compasión por los políticos profesionales diciendo que no lo hacen porque desconocen estos temas, o porque los conocen pero no cuentan con los recursos o la fuerza para realizarlo. Nada más alejado de la verdad. No es falta de voluntad política. Es voluntad política colonial, que viene intacta desde la última dictadura militar, cuando la Argentina decidió ser un satélite de la geopolítica norteamericana.

Desde la derrota en Malvinas y la posterior firma de los Acuerdos de Madrid de la mano de Menem-Dromi-Cavallo, la Argentina está sometida en términos político-militares a las determinaciones de Inglaterra y Estados Unidos a través de la OTAN. Esto se expresa materialmente en el embargo de armas que pesa sobre nuestra Nación, donde cualquier país del mundo que ose vendernos armas es considerado un enemigo de la OTAN; por otro lado cualquiera desplazamiento de tropas tanto sea por tierra, aire o mar por debajo del paralelo 40° debe ser autorizado por la Corona Británica, de no ser así, puede ser tomado como un acto de guerra, reservándose el enemigo derecho de atacar sin previo aviso. Situación que se volvió realidad material con la pérdida del submarino ARA San Juan (último buque de su tipo) presumiblemente atacado y hundido por las armas británicas.

Otro efecto palpable de los Acuerdos firmados en Madrid fue la parálisis del desarrollo industrial militar nacional, condenándonos a ser compradores de material bélico de descarte y privandonos de poder desarrollar pertrechos militares de diseño propio y convenientes a las necesidades geopolíticas propias. Expresión de esto fue el desmantelamiento del proyecto Cóndor, destinado al desarrollo nacional de un vector misilistico de mediano y largo alcance el cual había superado las fases iniciales de producción y se encontraba pronto a pasar a las etapas finales previas a su producción en serie destinada a abastecer a las Fuerzas Armadas de misiles, arma estratégica, en las confrontaciones militares del siglo XXI.

Capítulo aparte merecen los sabotajes internos fomentados por intereses foráneos a la infraestructura productiva industrial militar nacional, como es el caso de la voladura de la Fábrica Militar de Río Tercero, suceso trágico de nuestra historia reciente, arteramente ocultado por los medios de comunicación y los manuales escolares. 

Este sabotaje premeditado y rigurosamente planificado al desarrollo industrial independiente de nuestra Nación no sólo se expresa de forma grosera en casos como los anteriormente mencionados, sino que también se hace perceptible en el boicot a las iniciativas productivas tendientes a reforzar nuestra posición militar en el concierto de las Naciones.

Ejemplo claro de esto es la parálisis de la fábrica de buques más grande de toda Sudamérica, el Astillero Río Santiago. Establecimiento industrial que otrora fue capaz de producir buques militares como los destructores tipo 42 ARA Santísima Trinidad y ARA Hércules. Embarcaciones, para su época, de primer nivel en términos tecnológicos en el mundo occidental. Desde los años ´90 y hasta hoy en día el Astillero se encuentra desprovisto de perspectivas en relación a la fabricación de buques para la Defensa ante lo cual se opta por la importación de navíos de menor calidad y potencia de fuego como los O.P.V (Offshore Patrol Vessel), patrulleros oceánicos de fabricación francesa que se fueron adquiridos a más del doble del valor por el cual podrían ser producidos en las instalaciones de nuestro Astillero.

Juan Domingo Perón, nuestro último líder criollo, solía decir que la verdadera política es la geopolítica. En ese sentido, los argentinos debemos concientizarnos en la relevancia geopolítica de la Patagonia en general y de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur en particular.

Uno de los grandes teóricos de la geopolítica, el inglés Halford John Mackinder, planteaba desde su visión imperialista la teoría del “Heartland” o teoría del corazón continental. Desde su perspectiva, quien lograra dominar esa área pivote o corazón del territorio podría desde allí dominar toda Eurasia.

Si bien los argentinos somos genéticamente anti-imperialistas, nos sirve pensar en un área pivote o corazón, no para la expansión y conquista sino para la integración de nuestra fragmentada y despoblada Patria. Nuestro Hearthland es sin dudas en este siglo XXI, la isla Mayor de Tierra del Fuego. Este es nuestro centro geopolítico y desde allí debe planificarse la Defensa hacia todo el territorio, tanto continental como marítimo.

La isla, como área pivote o corazón territorial, debe consolidarse como cabecera de puente antártico y americano, y así retomar su carácter militar de defensa a partir del desarrollo de tres bases aeronavales, que hoy se encuentra relegada a fines meramente turísticos. Las tres bases a desarrollar son:

La Base Espíritu Santo; que debe crearse en la boca del Estrecho de Magallanes. Será cabeza de puente al continente americano y brindará control de vigilancia de las embarcaciones que transitan por el estrecho, con permanente comunicación con: la central del Comando de Adiestramiento y Alistamiento de la Armada -ubicada en Puerto Belgrano-, la central del Comando Naval de Tránsito Marítimo, y el apostadero naval de la Armada Argentina ‘Puerto Parry’ -ubicado en la isla de los Estados-, el cual debe reacondicionarse como centro de vigilancia marítima, ya que constituye un sistema de comunicaciones y enlaces de centralización de la información por parte de las patrullas que operan en el Atlántico Sur para control de buques pesqueros, piratas y buques no autorizados. 

La segunda base a desarrollar es la Base Aeronaval Río Grande-Pioneros Aeronavales en el Polo Sur. Creada en 1949, debe reestructurarse a fin de llevar a cabo la planificación de la fabricación de buques militares y científicos, el diseño de estructuras que se necesiten para respaldar las operaciones militares y científicas en la región y la reparación de buques y plataformas marítimas que garanticen la operatividad del sistema científico, militar y productivo de la isla de Tierra del Fuego. Para ello, debe operar bajo su órbita el Astillero Nacional Fueguino y localizarse en la Bahía San Sebastián. 

Finalmente la Base Estación Aeronaval Ushuaia. Creada en 1949, debe ser la cabeza de puente latinoamericano a la Antártida, puesto que se configura como el territorio con mejor posicionamiento geopolítico por su proximidad al continente blanco respecto de: Cape Town en Sudáfrica, Christchurch en Nueva Zelanda, Hobart en Australia y Punta Arenas en Chile. Por otra parte, presenta un acceso directo a la península antártica (Tierra de San Martín), en donde las favorables condiciones climáticas permitieron la instalación del 45% del total de las bases permanentes que operan en la Antártida. Por último, Ushuaia presenta la infraestructura básica necesaria para posicionarse como centro científico.

Tales obras son impensadas hoy en un gobierno cipayo y sionista como el de Javier Milei y Victoria Villarruel, ya que estos simplemente son subordinados a las órdenes de la Jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson; el embajador norteamericano Marc Stanley y el Fondo Monetario Internacional. A principios de abril en un acto casi secreto, a la medianoche, en la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur se anunció la futura instalación de una base de los Estados Unidos en Tierra del Fuego

“Lo del otro día fue el mayor acto de soberanía de los últimos 40 años porque, al hacer una base militar en Ushuaia (Tierra del Fuego), nos avala el reclamo sobre la Antártida. Es el primer paso para empezar a pensar en la recuperación de Malvinas”, dijo Milei en una entrevista con el canal web Neura, con el cinismo que lo caracteriza.

Sin embargo, no hay grandes diferencias en el posicionamiento geopolítico por parte de quienes se plantean como oposición a este gobierno. En el gobierno anterior, de Alberto Fernandez y Cristina Fernandez de Kirchner, en noviembre de 2022, la subsecretaría de comunicaciones dependiente de la Jefatura de Gabinete de la Nación, autorizó a Leolabs Argentina SRL (subsidiaria de la empresa inglesa LeoLabs),a instalar un radar de banda S en territorio nacional. Se sumaron después distintos avales provinciales y en pocos meses, el radar empezó a funcionar en Tolhuin, corazón de la Isla de Tierra del Fuego y a solo 700 kilómetros de las Islas Malvinas. 

En una nota escrita por el Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de la República Argentina y publicada 9 de julio de 2023 en Infobae, titulada: “9 de Julio: soberanía, estrategia militar y ámbito espacial”, el Teniente General Juan Martín Paleo; expuso la gravedad que posee la existencia de un radar de empresas británicas en el corazón de la Isla Grande de Tierra del Fuego, planteando la necesidad de “alertar desde el nivel Estratégico Militar, la seria amenaza a la seguridad nacional que supone la puesta en operaciones de la instalación de antenas de radar para el seguimiento de satélites de órbita baja, por parte de la empresa de capitales británicos LEOLABS en la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur”. 

A esto se sumaron reiteradas denuncias de distintos sectores de la sociedad civil, veteranos de Malvinas y organizaciones libres del pueblo, como sindicatos y movimientos políticos como el MLN que conduce Martin Ayerbe (quienes nos hicimos presentes en la primer Caravana de los Pueblos y acampamos frente a la estancia El Relincho, donde se encuentra instalado el radar). Sin embargo el radar sigue instalado y con conexión eléctrica e internet provista por la empresa Movistar.

Esto nos demuestra que no hay salida por dentro de la partidocracia demoliberal, ya que hoy en día está asquerosamente a la vista que los matices que diferencian a las alternativas políticas mayoritarias que nos propone la democracia son realmente insignificantes en lo que respecta a la geopolítica, que como ya dijimos, es la verdadera política. Es necesario erigir nuevamente la sagrada herencia justicialista: la Tercera Posición. Aristotéles, en su obra Ética Nicomaquea, plantea que “la virtud se refiere a las pasiones y acciones en las que el exceso es una forma de error, así como la carencia, mientras que el término medio es una forma de acierto digna de alabanza”. 

Desde el Sur del planeta Tierra el pueblo argentino aglutinado y representado en su último gran líder criollo, Juan Domingo Perón, desarrolló una filosofía propia, autóctona, que retomando a Aristoteles plantea ese justo medio “argentotélico”: la Tercera Posición. Ni el totalitarismo marxista ni el sálvese quien pueda de los liberales. En la Argentina de hoy, ni los vendepatria sionistas de Milei ni el progresismo globalista. Ambos enemigos del trabajo, unos con la usura y otros con la propuesta de renta básica universal.

La única salida es una opción verdaderamente popular, patriótica, por fuera de las estructuras podridas del sistema. Con la perseverancia de la prédica constante del proyecto de liberación nacional, con dirigentes nuevos y limpios como Martin Ayerbe y con actos contundentes de coraje que demuestren con la propia vida que la Patria tiene una esperanza de la mano de la industria y la tradición nacional. Porque, como dijo Perón y para finalizar “Los pueblos que no luchan por su libertad, merecen la esclavitud”.

  

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