
COMUNIDAD
Belgrano y el Retorno a la Dependencia:
Soberanía y Nación, de Ayer a Hoy
Por: Fernando Vaccaiani
El legado de nuestros próceres como herramienta para forjar una patria libre, justa y soberana. Sacar a Belgrano del cuadro para seguir su ejemplo.
Un 3 de junio, hace más de dos siglos, nacía Manuel Belgrano: patriota, economista, pensador y militar que no solo nos dejó una bandera, sino una idea de Nación profundamente comprometida con la justicia, la educación y, sobre todo, la soberanía. Belgrano comprendió que la independencia no era solo formal, sino económica, cultural y política. Hoy, mientras evocamos su memoria, nos encontramos en una encrucijada histórica donde esa soberanía parece diluirse bajo el peso de un nuevo ciclo de dependencia, personificado en el gobierno de Javier Milei y la dirigencia de un frente nacional que, con su silencio o complicidad, ha cedido terreno frente al embate liberal y extranjerizante.
El gobierno de Milei ha desatado una verdadera tormenta liberal: apertura indiscriminada de importaciones, desguace del Estado, privatizaciones a la carta, endeudamiento externo y entrega de los recursos naturales. La soberanía, esa bandera que Belgrano enarboló como sinónimo de Nación, se desmorona hoy bajo el lobby de multinacionales y fondos buitre. Y mientras esto sucede, la dirigencia que se autodenomina «nacional y popular» parece haber perdido el fuego sagrado que inspiró a nuestros próceres. Las voces críticas son pocas, desarticuladas, muchas veces atrapadas en disputas internas o en la comodidad de las roscas palaciegas. El proyecto colectivo se diluye, reemplazado por intereses individuales y cálculos mezquinos. La traición a los principios de soberanía es más que simbólica: es real y tangible.
Belgrano murió en la pobreza más absoluta, rechazando el lucro personal y dedicando su vida al bien común. Hoy vemos lo contrario: políticos enriquecidos, empresarios prebendarios y un pueblo cada vez más empobrecido. Vemos cómo se rifan los recursos estratégicos –desde el litio hasta Vaca Muerta– a cambio de dólares que no quedarán en el país. Vemos cómo se demoniza al Estado y se privatizan derechos fundamentales como la salud, la educación y la seguridad social. Vemos cómo la justicia social, bandera de nuestra historia, se convierte en un recuerdo nostálgico.

Pero también, al evocar a Belgrano, podemos recuperar algo más que su figura: podemos recuperar su ejemplo. Su capacidad para articular pensamiento crítico, acción y compromiso con los sectores populares. Su convicción de que sin soberanía no hay Nación. Hoy más que nunca necesitamos ese coraje, esa capacidad de pensar más allá de lo inmediato, esa claridad para señalar los intereses que verdaderamente amenazan la Patria.
No se trata solo de recordar a Belgrano como un ícono escolar. Se trata de entender que la historia es también presente y futuro, que el pensamiento nacional no es una reliquia sino una herramienta para enfrentar los desafíos actuales. Porque la entrega del país no es inevitable, y porque el retroceso de la soberanía no se detendrá solo con lamentos. Se detendrá con organización, con pensamiento crítico, con acción colectiva. Con una dirigencia que se atreva a romper con el círculo vicioso de la dependencia y el sometimiento.
Hoy, a 254 años del nacimiento de Belgrano, tenemos la obligación moral y política de preguntarnos: ¿qué haríamos en su lugar? ¿Cómo podemos recuperar la senda de la soberanía con justicia social? ¿Qué proyecto nacional necesitamos construir para dejar atrás este ciclo de despojo y decadencia?

Belgrano nos dio una bandera, pero también nos dejó una lección: la independencia no se proclama, se construye cada día. Hoy, con la patria saqueada y el pueblo empobrecido, esa tarea es más urgente que nunca.
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