Cuatro puntos para la reconstrucción

EDITORIAL

Cuatro puntos
para la reconstrucción

Por:  Agustín Chenna

“Lo que hay que hacer es crear una generación de amigos, porque la amistad es sin duda una de las fuerzas más extraordinarias para cohesionar.”

Juan Domingo Perón. Charla a la Juventud Peronista (1973)


I. Bitácora de agosto

Hace un tiempo que no escribía. No es que no hubiera nada para decir, pero después de exteriorizar en la anterior nota la posibilidad que más contradicciones me genera en mi fuero interno, profundizar hubiese sido caer en un polemicismo del que hasta yo desconfío. 

Por otro lado, como militante, soy consciente de la necesidad de acompañar las críticas que hace tiempo venimos haciendo con una práctica superadora. De a poco, eso viene tomando forma. Y hasta nos hemos dado el lujo, en este tiempo que pasó, de lanzar algo que veníamos pensando hace un tiempo: una convocatoria abierta, sin sellos, donde la prioridad sea el mensaje y no la imposición de una marca operada por los sectores que cuentan con el aparato. Con el amigo Pablo Garello elegimos el 12 de agosto, Día de la Reconquista de Buenos Aires. 

El resultado dio la razón a quienes intuíamos que hay varios como nosotros, en “el abajo”, con ganas de recibir un llamado que sea sincero y transparente. Más de 60 ciudades, casi todas las provincias, varios barrios porteños, aparecieron afichadas con algo tan sencillo como contundente. Ayer fue con tiza y con carbón; hoy con una hoja A4 y pegamento. La concepción es la misma: sin guita y sin aparato, se puede.

Naturalmente, estas situaciones siempre molestan a alguien. Hay gente muy cómoda en ese arriba que le garantiza el statu quo. Los mismos que dedicaron varias páginas a bardear al “peronismo streamer” (como si el peronismo o la política fueran propiedad de unos pocos), ahora salieron a criticar esta nueva actividad. Que un afiche no libera la Patria no es una novedad. Pero que muchos, que no se sienten convocados por nada, hayan salido a la calle, sí. Y lo que molesta realmente es eso. Molesta la crítica, molesta el accionar y molesta todo aquello que no esté digitado milimétricamente por “la centralidad”. El enojo de quienes milimétricamente nos vienen llevando a la derrota, también es una buena noticia.


Que un afiche no libera la Patria no es una novedad. Pero que muchos, que no se sienten convocados por nada, hayan salido a la calle, sí.

El broche de oro de este mes, fue un viaje a la provincia de Mendoza que hicimos con varios amigos y compañeros, con motivo de encontrarnos presentes el 17 de agosto en el territorio donde, hace poco más de 200 años, San Martín inició una parte vital de la gesta libertadora de Sudamérica. Incluyó varias charlas, abiertas y cerradas, conocer gente y lugares increíbles, y la posibilidad de convivir varios días con compañeros con los que, aunque no nos vemos tan seguido, uno los siente amigos. Lo interesante es que, a cada lugar que vamos, nos llevamos nuevos contactos, gente que piensa y siente como nosotros, y eso también es una noticia increíble. Hay con qué construir otra cosa. Solo hay que hacerlo.

Sin embargo, ese viaje -que hicimos en el momento mismo en que cerraban las listas, confirmando una vez más que somos marcianos-, me dejó algunos interrogantes que compartí en las charlas, y que ahora intento sistematizar en forma de escrito. Ojalá salga bien.

En el Cerro de la Gloria con Tomas, Vicky, Chiappi, Sofi, Mauri de Cabaret Voltaire; Pablo Garello, Juan Rattenbach, Rodri Savoretti; la compañera Mariana; Cachi, Concejal y Presidente del PJ de Godoy Cruz; y Nahue Arscone, Concejal y compañero del PJ de San Rafael

Antes de arrancar, una pequeña nota al pie: probablemente sea injusto mencionar compañeros, porque no alcanzan las páginas para nombrar a todos con los que caminamos esos días. Pero no quiero dejar de hacer una mención especial a Nahue, Said, Cachi y Mariana, que desde que llegamos a Mendoza, hasta que nos fuimos, nos hicieron sentir como en casa.

II. ¿Qué hacemos acá?

La pregunta no es filosófica. Lo primero que me surgió preguntarme era qué carajo hacían en Mendoza un grupo de pibes que eran unos perfectos desconocidos, entre ellos y para el afuera, cuando se juntaron por primera vez hace un año y medio. A algunos los conocemos hace meses y, a otros (saludos para Rodri), ni los conocíamos antes de viajar. 

Por más que sea halagador dar charlas en espacios llenos, y que uno siempre tenga confianza en sí mismo para esas situaciones, ¿de qué es producto el hecho de que compañeros que rondan los 25-30 estén, de mínima, haciendo tales aportes a la construcción de la línea política del Movimiento Nacional? ¿Por qué alguien nos escucha o nos lee? Tenemos más de una década de militancia, sí. Pero también es cierto que no todas las etapas permiten (o requieren) las exposiciones tan prematuras.

Me animo a decir que los elementos son principalmente dos. No puedo decir cuál está primero o segundo, porque están íntimamente relacionados. Pero, para enumerar, en primer lugar, está que somos hijos de nuestra época. Ya hace tiempo que la sociedad viene cambiando. Y la pandemia nos construyó, definitivamente, una nueva realidad. La descentralización de la palabra, aunque relativa, es un hecho. Y se enmarca en un momento histórico que exige irrupción, que permite que el abajo discuta directamente con el arriba, que castiga a los que piden demasiado permiso y premia a los que se atreven.

Lo segundo es que, siendo nosotros peronistas, nos encontramos inmersos en un movimiento político que fue derrotado. La victoria de Milei fue la última demostración de lo que se había comenzado a evidenciar en 2015: no estábamos ante una derrota electoral, sino ante una derrota política. Un movimiento reducido a partido y un partido sin iniciativa, sin ideas. Tibio por no decir frío. Tan aislado en sí mismo que opera con el pueblo afuera. Tan encerrado que no permite que el oxígeno entre y, por eso, ni siquiera puede generar caras nuevas ante la crisis política que atravesamos. 

La relación es dialéctica: una dirigencia que no entiende la realidad y, por lo tanto, construye su propia crisis. Se enojan, la tratan de neoliberal, se victimizan y se encierran. Así es como se alejan, y alejan al pueblo cada vez más de su política. Los ejes que ordenan ya no son ni izquierda, ni derecha, ni arriba, ni abajo. Adentro, el statu quo, que expulsa incluso a los sectores que se permiten ser dinámicos de su estructura. Afuera, todo el mundo. 


Adentro, el statu quo, que expulsa incluso a los sectores que se permiten ser dinámicos de su estructura. Afuera, todo el mundo.

La crisis económica, social y política construye una sociedad que pide ampliar. Pide pasar a la ofensiva, gritar, enojarse, atacar, avanzar. Pero cada cierre de listas es un nuevo momento para ver la estrategia que ha decidido la conducción (¿conducción?) del peronismo. Las hipótesis son dos, igual de malas: o no hay estrategia, o la estrategia es construir un partido de minorías.

Más allá de los nombres, y con algunas interesantes excepciones, el análisis de la Provincia de Buenos Aires es claro: al pedido de avanzar se le responde repitiendo, prácticamente de memoria, los nombres de Unidad Ciudadana. Se priorizan los “sectores” a representar (Laclau, “La Razón Populista”) por sobre la política y el territorio. Se piensa en individuos unidos, y no en un movimiento político de masas. Se abandona, por si había alguna esperanza aún, el pensamiento de un peronismo con base en los territorios y, por lo tanto, en el pueblo; y se lo trastoca por una minoría intensa que garantice una resistencia homogénea.

En Godoy Cruz, con compañeros de la JP Provincial, JP local y del Grupo Picallo

El llamado de Néstor a la transversalidad se nos transformó en un “boomerang”. Incorporamos sectores diversos y ampliamos el campo nacional y popular. Pero ahora esos sectores, que son esencialmente antiperonistas, conducen el movimiento, y lo arrastran a una política aislacionista que le quita su esencia. La épica de la derrota se transformó en parte elemental del discurso político. Sobreestimulados por los setenta y Linera mediante, algunos parece que encuentran tranquilidad en la derrota en tanto se construya la idea de que tienen razón. Visten de épica la muerte.


Algunos parece que encuentran tranquilidad en la derrota en tanto se construya la idea de que tienen razón. Visten de épica la muerte.

“El peronismo anhela la unidad nacional y no la lucha. Desea héroes, pero no mártires”. Para un movimiento que busca la liberación nacional, tener razón es una cuestión práctica. Si vencemos, tenemos razón. Y tenemos razón porque vencemos. Si no, estamos equivocados. La situación actual de derrota en la que nos encontramos nos demuestra que le estamos pifiando. Tenemos que cambiar el chip y pasar inevitablemente a la ofensiva.

En el Museo Historico El Plumerillo, lugar donde se preparo el Ejercito de los Andes para la Gesta Libertadora. Con el mismo grupo del Cerro de la Gloria al que se le sumaron Fer Duclos (Periodistan) y Said Felix

III. Cuatro puntos para recuperar la iniciativa

(Aclaración: nada tiene un orden. Todo hay que hacerlo al mismo tiempo)

1) Arrojo

Es imposible construir un movimiento nacional, revolucionario y de masas si nuestros cuadros no tienen arrojo político. Hay que recuperar la iniciativa. Tanto es el hartazgo de lo coacheado y de la mentira planificada que, en medio de tamaño ajuste, muchos sectores siguen valorando positivamente que Milei “dice las cosas de frente”. El candidato marketing, hijo sano de la democracia liberal burguesa, devenido en dirigente político, es un cáncer a extirpar. 

Necesitamos que cada uno de los militantes empiece a sentirse dueño de su propio destino. No más de lo que es, pero tampoco menos. Todos tenemos que intentar ser conductores, lo cual haremos con más o menos éxito, devolviéndole el oxígeno a una política en coma. Hay que promover las disputas y las construcciones. El peronismo como eterno consenso de administradores de cuotas de poder termina en candidatos cuya cualidad es no ser representativos de ningún sector y, por lo tanto, no ser representativos (caso excepcional el de Alberto Fernández en 2019, puesto como candidato a presidente justamente por no jugársela nunca).


Todos tenemos que intentar ser conductores, devolviéndole el oxígeno a una política en coma. Hay que promover las disputas y las construcciones.

Llevado al cierre de listas (lo leí por ahí), el problema no es si Taiana es buen o mal candidato. El problema es que cuando alguien, en Corrientes, vote a Virginia Gallardo como Diputada, sabe que está votando a Milei; mientras que los que votemos a Taiana no sabemos si estamos votando a Cristina, a Kicillof, al socialismo nacional o al peronismo neoyorquino.

2) Recuperar nuestra historia

Cuando me animé a decir que creía que el peronismo está agotado como proceso político es porque prefiero ordenarme en el Movimiento de Liberación Nacional, que contiene a Perón, pero también a Irigoyen, a Rosas, a San Martín, a Juana Azurduy, a Güemes y a todos los conocidos y desconocidos que dejaron la vida por esta Patria. Somos el movimiento de Ubaldini, de los compañeros detenidos desaparecidos, de los muertos del 55 y del 17 de octubre. También somos la Patagonia Rebelde, la Semana Trágica, la Forestal, la Montonera, las luchas contra los invasores ingleses y muchas gestas más. Pudimos resistir a los invasores y construir, aunque siempre minados de enemigos internos, nuestros procesos políticos soberanos. Y si pudimos, podemos hacerlo nuevamente.

Con compañeros de San Rafael y otros distritos del sur mendocino, despues de la charla que dimos en el Partido Justicialista local

3) Recuperar nuestro pensamiento

Tenemos un esquema filosófico y de ideas que hay que recuperar y al que, seguramente, haya que agregar nuevas cosas. Hay que salir de la idea socialdemócrata de los programas ordenadores porque primero, antes que nada, están las definiciones doctrinarias. 

La política no se trata de programas económicos sino de dar respuestas a problemas espirituales. Priorizando economistas y sociólogos, antes que líderes populares, es como se nos infiltraron ideas como el Estado Presente, las agendas de minorías, los guiños a las embajadas imperialistas, la priorización de la “imagen positiva” y el marketing electoral como ordenador de la conducción política.

4) Recuperar nuestra práctica

Más allá de las autoflagelaciones necesarias por el resultado que ha dado muchas de las cosas que hicimos, creo que si hay un elemento a rescatar es la militancia como práctica política. El apoyo escolar, el casa por casa, una olla, los mates con vecinos no solo constituyeron una escuela positiva en todos los que nos acercamos a la política a través del territorio, sino que debe representar una cotidianeidad para la reconstrucción de todo proceso popular. 

Las redes sociales acercaron a cualquier hijo de vecino a poder discutir directamente con un funcionario de Estado y nos borraron de la cabeza la importancia de las acciones cotidianas. Las Organizaciones Libres del Pueblo, aunque en su realidad acotada individualmente, constituyen el elemento central de la Comunidad Organizada cuando se articulan en un proyecto político. Construir para el pueblo es construir desde el pueblo. Y la mancomunión de acciones que parecen, en principio, intrascendentes, es la condición de posibilidad para quienes no creemos en el aparato como forma de hacer política.

IV. Finale

En resumen, lo que tenemos que volver a construir desde la política es una propuesta de vida. Para transformar la realidad hay que proponer una nueva forma de ver las relaciones sociales y, por supuesto, llevarlo a la práctica.

Ante estas crisis espirituales, lo verdaderamente revolucionario es construir una concepción y una práctica que nos llene y nos empuje a transformar la realidad. Es nuestra obligación histórica dotar al movimiento de liberación nacional de líderes, pero también de ideas.

Con Mauricio Vera y Pablo Garello en la entrada del Manzano Historico, lugar de retorno del General San Martin luego de la liberacion de Chile y Peru

Como habrán visto, las imágenes que fui subiendo parece que no tienen nada que ver con el desarrollo de la nota. Pero en realidad significa todo. En una realidad política llena de mezquindades e individualismo, creer en la amistad como fuerza cohesionadora y construir una generación de amigos es proponer otra forma de hacer las cosas.

Por algo es que florecen nuestros espacios y, también, por algo nos aborrecen los que no pueden criticarnos sin mentir o sin exponer sus mezquindades. Sin aparato y sin bendiciones salvadoras, pero con mucha voluntad, capacidad y, por sobre todo, con consciencia del momento histórico, creo cada vez más en el camino que este humilde espacio ha decidido construir.

Pronto habrá novedades.

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2 comentarios

  1. Importantes movidas las que hacen, cuando se lee el texto surgen, desde mi mirada, diferencias de concepto, de historia y de la misma política. Pero es menor ante el positivo esfuerzo que Uds realizan en pos de una recomposición del Movimiento Nacional (que finalmente, y aunque no les parezca, será cuando esa recomposición ocurra en el peronismo). Felicitaciones compañeros, excelente la actividad, veo por las fotos, en Mendoza.

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