Por Agustín Chenna | Es de una idiotez sin magnitudes hacer política sin enemigo: porque el enemigo existe y juega, aunque no lo quieran aceptar porque no está en el marco teórico de Laclau. Y si cuando -literalmente- te están tirando tiros vos le queres responder con amor, lo más probable es que termines perdiendo una pelea que ni te enteraste que estabas peleando.