El ejercicio de la soberanía:
ELMA XXI
Por: Mariano Valdéz (MLN)
Mariano Valdéz es militante del Movimiento de Liberación Nacional que conduce Martin Ayerbe y las propuestas desarrolladas en este artículo se encuentran en sus plataformas de campaña.
El Aluvión no es un medio orgánico a ningún partido político en especial, pero si a los intereses de la patria. Y entendemos que es nuestra tarea difundir todas aquellas propuestas que discutan cómo dejar de ser una semi-colonia.
La logística, una cuestión atemporal
La logística siempre fue un ítem a tener en cuenta en la historia argentina. Y esto va desde la campaña libertadora de San Martín y la batalla de Vuelta de Obligado; pasando luego por Belgrano y su exposición sobre la posición dominante de quien ejerce el control logístico del comercio exterior en los países, hasta llegar a Perón con la nacionalización de los ferrocarriles en 1948 y la fundación de la Empresa de Líneas Marítimas Argentinas en 1960.
Estos últimos dos, tal vez la muestra más fehaciente en la historia del estado regulando las actividades económicas en beneficio del pueblo.
ELMA del siglo XX
ELMA (Empresa de Líneas Marítimas Argentina) fue la empresa naviera de bandera hasta los 2000 que llegó a su liquidación final como parte de la destrucción del Estado, proyecto del liberalismo en las manos de Carlos Saúl, en los ‘90/2000.
ELMA no solo representó un posicionamiento a nivel internacional de la flota nacional haciendo el pleno ejercicio del comercio exterior nacional, sino que además representó la creación de fuentes de trabajo en distintos astilleros privados, estatales, y fundamentalmente en las PyMEs proveedoras.
Pudiendo hacer pleno ejercicio de la reserva de cargas, ELMA fue la responsable de la realización del 50% de los fletes de ultramar del comercio exterior argentino. De esta manera, el Estado no entraba en gastos de pago de estos fletes ya que la “balanza comercial” de esta actividad se compensaba con el otro 50% en manos de los países con los que Argentina comercializaba. Pudiendo, además, permitirnos la disputa del precio de los productos comercializados al tener decisión soberana sobre el destino de los mismos.
“Veamos quién aguanta más. Nosotros tenemos la carne y ellos el hambre” relata Perón en una de sus entrevistas en Puerta de Hierro al hablar sobre esta decisión soberana de nacionalizar el comercio exterior y las negociaciones con Gran Bretaña por el precio de la carne. El posicionamiento político en favor de este ejercicio, de hecho y no de palabra, de la soberanía nacional fue una de las banderas del Peronismo a lo largo de todo su ejercicio en el poder que se ve reflejado en la gran cantidad de energía que ha depositado el imperialismo en destruir su imagen y su proyecto de país como pase de factura.
Nuestro amo juega al esclavo
El relato liberal, en su forma atemporal, sostiene como uno de sus pilares al libre mercado, haciendo siempre una victimización en torno al Estado regulador como organismo que intervenga en las actividades económicas del país. Este discurso se repite sin cesar en todos los gobiernos, tanto en los de facto y democráticos, del liberalismo (Videla, Menem, Macri y Milei). El objetivo siempre fue el de “embarrar la cancha” y sembrar una semilla anti-estado en beneficio de las grandes corporaciones.
Yendo a los hechos concretos, con la ruptura total del comercio exterior por parte del menemismo, con la puesta en venta de ELMA y el pase de la órbita nacional a la provincial de Astillero Río Santiago (último bastión del “estado empresario peronista, sobreviviente de las privatizaciones), las más beneficiadas no fueron otras que las 5 hermanas del comercio exterior (Maersk Sealand, Cargill, Cosco, Hamburg Sud y MSC).
Si tomamos como base los números al 2015, el comercio exterior argentino tiene un gasto en fletes, y solo en fletes, de U$D 7.000 millones. Considerando que el 50% le corresponde al Estado nacional bajo el ejercicio del derecho internacional a la Reserva de Cargas, al país hoy le están robando U$D 3.500 millones anuales. Y también le roban exactamente 145.906 puestos de trabajo que se generarían al hacer pleno ejercicio de la soberanía marítima que nos corresponde y hay que recuperar.
Otro gran negocio que se dió en los ‘90 fue el traspaso de las cargas del ferrocarril a los camiones. Un medio de transporte que llega a todos lados, sí, pero mucho más caro sin lugar a dudas, además de los pueblos fantasmas que quedaron en las laderas de las vías de los ferrocarriles desmantelados en una búsqueda de beneficiar a otro gran sector de la economía.
A tener en cuenta: una locomotora puede transportar hasta 80 vagones (pueden ser vagones graneleros, portacontenedores, o cisternas, da igual, mientras que en un camión solo se puede transportar de a un contenedor o cisterna. Incluso, si se lo quiere ver en términos ecológicos, el ferrocarril sigue siendo superador ya que, para transportar la misma carga de 80 unidades, hace falta una locomotora u 80 camiones.
Vos siempre estás con una excusa a flor de labios
A la actual dirigencia argentina le cuesta hacerse cargo de la falta de voluntad política necesaria para llevar adelante este proceso de transformación necesario en el país. Algunos bajo la excusa de que son ideas “anacrónicas”, otros simplemente porque reciben “bolsos de guita” de estas grandes empresas internacionales que ya han financiado el desmantelamiento de las casi 300 empresas estatales que lograron que, al momento de partir, Perón nos deje un país con real pleno empleo (100% de la población económicamente activa trabajando jornada completa, 80% en blanco y 20% en negro).
Pero no los juzgamos. Hay una realidad que es que son muchos los intereses contra los que hay que ir para refundar un Modelo Argentino orientado bajo las 3 banderas de Soberanía Política, Independencia Económica y Justicia Social (en ese orden, no otro). Aunque ellos no quieran, más temprano que tarde esto se va a hacer realidad, pues es lo que hay que hacer.
Un ejemplo de esto son los años que lleva durmiendo el proyecto de ley ELMA XXI [0988-D-2023] en los cajones del Congreso de la Nación, incluso a pesar de que año a año firman el proyecto distintas personas para mantener su Estado parlamentario. Para muestra basta un botón.
La nueva ELMA
La ELMA XXI, Empresa de Líneas Multimodales Argentina del Siglo XXI, es una reversión adaptada a la época de lo que podría ser la refundación del ejercicio soberano de la logística a través del Estado nacional.
Enmarcada en las leyes de Sociedades y Corporaciones del Estado (Leyes 20.705/74 y 20.558/73 respectivamente), la nueva ELMA se actualiza y engloba ya no solo la parte marítima de la logística nacional, si no también los eslabones terrestres, ferroviarios y aéreos como actores fundamentales de esta era como parte de la estrategia para dar respuesta a las diferentes necesidades del pueblo.
Con la integración de todos los medios de transporte se puede generar empleo, incluso reducir precios al modificar la estructura de la logística en torno a los alimentos. Por ejemplo, mientras se hace ejercicio de la soberanía al navegar, no solo los océanos retomando nuestra responsabilidad sobre el comercio exterior, si no los ríos internos (hoy en manos de extranjeros todos los puertos del Paraná, por ejemplo). Además, en estos climas actuales, la implementación de ELMA XXI, permite hacer un uso adecuado de los recursos naturales y optar por los transportes más adecuados para el transporte de mercancías y pasajeros.
Por ejemplo, la ELMA XXI propone que, en lugar de transportar la yerba mate en barcazas por el Paraná, siendo que es un producto del litoral argentino, teniendo que dragar y dañar los ecosistemas para que puedan navegar el río buques cada vez más grandes, se pueda transportar por tren.
Como ya dijimos, la ELMA XXI integra el transporte ferroviario dentro de su estructura. Suma a formar parte a la reactivación del Gran Capitán, la creación de 3 ramales nacionales: el Federal Andino, paralelo a la traza de la Ruta 40; el Federal Norteño, integrando Jujuy con Formosa y Chaco para conectar con Misiones; y el Federal Atlántico, paralelo a la Ruta 3 desde Buenos Aires hasta el sur del país. Estos 4 ramales ferroviarios, integrados con los ya existentes que unen de Este a Oeste distintos puntos del país, permite la integración del territorio nacional, generando fuentes de empleo, reactivando economías regionales, reduciendo los impactos en el medio ambiente de que las cargas tengan que ser transportadas en largas distancias, e incluso, representa un abaratamiento de los costos ya que el ferrocarril es un medio de transporte 30% más económico que el camión.
El camión en sí no sería reemplazado enteramente por los demás medios de transporte contemplados en el proyecto de ley, pero sí se modificaría. Como ya dijimos, el beneficio que tiene el camión es que llega a lugares donde los trenes y barcos no llegan, por ende tienen una misión fundamental en el transporte terminal desde los puertos o estaciones del ferrocarril a los mercados centrales y demás canales de distribución que requieran el uso de estos en un radio de no más de 150 km, por lo que a partir de ese punto siempre va a ser preferible el tren en términos de costos y eficiencia.
Esto permite tener una dinámica de logística más ágil y económica, además de devolverle a los compañeros camioneros, que a veces manejan días enteros entre destinos, de estar más tiempo con sus familias.
Como ya dijimos, el transporte más económico es la barcaza. Que, a misma distancia, sólo representa un 10% de costo comparado con lo que sale transportar la misma carga en camiones. Sin embargo no deja de existir la limitante de que este modo de transporte sólo se restringe a ríos y, por cuestiones de tiempo, estrictamente destinado a productos poco o nada perecederos.
En el espíritu de la vieja ELMA, los buques debían destinarse exclusivamente al comercio exterior. Sin embargo, solo para sumar a la comparativa, también el barco es un medio de transporte más económico respecto del camión siendo su costo sólo el 40% para misma carga y distancia.
Para este punto está más que claro que, recapitulando, solo resta juntar la voluntad política pues, el proyecto de ley, incluso contempla que se financie el desarrollo de estos medios de transporte mediante impuestos a la propia actividad y no tocaría las arcas existentes del Estado. Básicamente, nos devolverán un poco de lo que nos vienen robando hace años las multinacionales que se benefician todos los días que siguen pasando sin que Argentina tenga una política de soberanía nacional en torno a la logística interna y externa.
Licor y baladas para embaucar
En momentos de crisis de representatividad política, en donde la cantidad de pobres en nuestra Patria va in crescendo sin cesar hace años, donde cada vez más el sistema vende como oportunidades las injusticias estructurales, y donde los horizontes resultan cada vez más oscuros gracias a la pérdida de memória colectiva, resulta necesario volver a las bases fundacionales del país.
La respuesta a este sistema que cada vez se torna más sanguinario y busca todos los días nuevos culpables para sus propias miserias es, y siempre va a ser, política. Resignarse a cómo funciona el mundo actual sólo beneficia al propio sistema y no podemos abandonar, al menos hoy, la lucha que representan esas banderas que algunos decidimos levantar el 24 de Marzo y el 17 de Octubre.
ELMA XXI no es otra cosa que eso: la actualización doctrinaria de un modelo que ya supo funcionar en nuestro país. Un proyecto fundado en un ideal que, a pesar de las bombas y los fusilamientos, no han podido vencer y vive en la conciencia colectiva de que existió otro país.
ELMA XXI es una de las llaves que hoy están a la mano para recuperar ese país. Ese país donde el desempleo no era moneda corriente en la historia familiar, donde los pibes iban al club a jugar y no a saciar el hambre, y donde nadie debía resignarse a la falta de proyección de una vida con casa propia y trabajo.
ELMA XXI es el espíritu de los 30.000 compañeros detenidos desaparecidos y de un proyecto soberano que tenemos como misión, todo el pueblo argentino, de recuperar por el bien de la Patria.
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La logística, una cuestión atemporal
La logística siempre fue un ítem a tener en cuenta en la historia argentina. Y esto va desde la campaña libertadora de San Martín y la batalla de Vuelta de Obligado; pasando luego por Belgrano y su exposición sobre la posición dominante de quien ejerce el control logístico del comercio exterior en los países, hasta llegar a Perón con la nacionalización de los ferrocarriles en 1948 y la fundación de la Empresa de Líneas Marítimas Argentina 1960.
Estos últimos dos, tal vez la muestra más fehaciente en la historia del estado regulando las actividades económicas en beneficio del pueblo.
ELMA del siglo XX
ELMA (Empresa de Líneas Marítimas Argentina) fue la empresa naviera de bandera hasta los 2000 que llegó a su liquidación final como parte de la destrucción del Estado, proyecto del liberalismo en las manos de Carlos Saúl, en los ‘90/2000.
ELMA no solo representó un posicionamiento a nivel internacional de la flota nacional haciendo el pleno ejercicio del comercio exterior nacional, sino que además representó la creación de fuentes de trabajo en distintos astilleros privados, estatales, y fundamentalmente en las PyMEs proveedoras.
Pudiendo hacer pleno ejercicio de la reserva de cargas, ELMA fue la responsable de la realización del 50% de los fletes de ultramar del comercio exterior argentino. De esta manera, el Estado no entraba en gastos de pago de estos fletes ya que la “balanza comercial” de esta actividad se compensaba con el otro 50% en manos de los países con los que Argentina comercializaba. Pudiendo, además, permitirnos la disputa del precio de los productos comercializados al tener decisión soberana sobre el destino de los mismos.
“Veamos quién aguanta más. Nosotros tenemos la carne y ellos el hambre” relata Perón en una de sus entrevistas en Puerta de Hierro al hablar sobre esta decisión soberana de nacionalizar el comercio exterior y las negociaciones con Gran Bretaña por el precio de la carne. El posicionamiento político en favor de este ejercicio, de hecho y no de palabra, de la soberanía nacional fue una de las banderas del Peronismo a lo largo de todo su ejercicio en el poder que se ve reflejado en la gran cantidad de energía que ha depositado el imperialismo en destruir su imagen y su proyecto de país como pase de factura.
Nuestro amo juega al esclavo
El relato liberal, en su forma atemporal, sostiene como uno de sus pilares al libre mercado, haciendo siempre una victimización en torno al Estado regulador como organismo que intervenga en las actividades económicas del país. Este discurso se repite sin cesar en todos los gobiernos, tanto en los de facto y democráticos, del liberalismo (Videla, Menem, Macri y Milei). El objetivo siempre fue el de “embarrar la cancha” y sembrar una semilla anti-estado en beneficio de las grandes corporaciones.
Yendo a los hechos concretos, con la ruptura total del comercio exterior por parte del menemismo, con la puesta en venta de ELMA y el pase de la órbita nacional a la provincial de Astillero Río Santiago (último bastión del “estado empresario peronista, sobreviviente de las privatizaciones), las más beneficiadas no fueron otras que las 5 hermanas del comercio exterior (Maersk Sealand, Cargill, Cosco, Hamburg Sud y MSC).
Si tomamos como base los números al 2015, el comercio exterior argentino tiene un gasto en fletes, y solo en fletes, de U$D 7.000 millones. Considerando que el 50% le corresponde al Estado nacional bajo el ejercicio del derecho internacional a la Reserva de Cargas, al país hoy le están robando U$D 3.500 millones anuales. Y también le roban exactamente 145.906 puestos de trabajo que se generarían al hacer pleno ejercicio de la soberanía marítima que nos corresponde y hay que recuperar.
Otro gran negocio que se dió en los ‘90 fue el traspaso de las cargas del ferrocarril a los camiones. Un medio de transporte que llega a todos lados, sí, pero mucho más caro sin lugar a dudas, además de los pueblos fantasmas que quedaron en las laderas de las vías de los ferrocarriles desmantelados en una búsqueda de beneficiar a otro gran sector de la economía.
A tener en cuenta: una locomotora puede transportar hasta 80 vagones (pueden ser vagones graneleros, portacontenedores, o cisternas, da igual, mientras que en un camión solo se puede transportar de a un contenedor o cisterna. Incluso, si se lo quiere ver en términos ecológicos, el ferrocarril sigue siendo superador ya que, para transportar la misma carga de 80 unidades, hace falta una locomotora u 80 camiones.
Vos siempre estás con una excusa a flor de labios
A la actual dirigencia argentina le cuesta hacerse cargo de la falta de voluntad política necesaria para llevar adelante este proceso de transformación necesario en el país. Algunos bajo la excusa de que son ideas “anacrónicas”, otros simplemente porque reciben “bolsos de guita” de estas grandes empresas internacionales que ya han financiado el desmantelamiento de las casi 300 empresas estatales que lograron que, al momento de partir, Perón nos deje un país con real pleno empleo (100% de la población económicamente activa trabajando jornada completa, 80% en blanco y 20% en negro).
Pero no los juzgamos. Hay una realidad que es que son muchos los intereses contra los que hay que ir para refundar un Modelo Argentino orientado bajo las 3 banderas de Soberanía Política, Independencia Económica y Justicia Social (en ese orden, no otro). Aunque ellos no quieran, más temprano que tarde esto se va a hacer realidad, pues es lo que hay que hacer.
Un ejemplo de esto son los años que lleva durmiendo el proyecto de ley ELMA XXI [0988-D-2023] en los cajones del Congreso de la Nación, incluso a pesar de que año a año firman el proyecto distintas personas para mantener su Estado parlamentario. Para muestra basta un botón.
La nueva ELMA
La ELMA XXI, Empresa de Líneas Multimodales Argentina del Siglo XXI, es una reversión adaptada a la época de lo que podría ser la refundación del ejercicio soberano de la logística a través del Estado nacional.
Enmarcada en las leyes de Sociedades y Corporaciones del Estado (Leyes 20.705/74 y 20.558/73 respectivamente), la nueva ELMA se actualiza y engloba ya no solo la parte marítima de la logística nacional, si no también los eslabones terrestres, ferroviarios y aéreos como actores fundamentales de esta era como parte de la estrategia para dar respuesta a las diferentes necesidades del pueblo.
Con la integración de todos los medios de transporte se puede generar empleo, incluso reducir precios al modificar la estructura de la logística en torno a los alimentos. Por ejemplo, mientras se hace ejercicio de la soberanía al navegar, no solo los océanos retomando nuestra responsabilidad sobre el comercio exterior, si no los ríos internos (hoy en manos de extranjeros todos los puertos del Paraná, por ejemplo). Además, en estos climas actuales, la implementación de ELMA XXI, permite hacer un uso adecuado de los recursos naturales y optar por los transportes más adecuados para el transporte de mercancías y pasajeros.
Por ejemplo, la ELMA XXI propone que, en lugar de transportar la yerba mate en barcazas por el Paraná, siendo que es un producto del litoral argentino, teniendo que dragar y dañar los ecosistemas para que puedan navegar el río buques cada vez más grandes, se pueda transportar por tren.
Como ya dijimos, la ELMA XXI integra el transporte ferroviario dentro de su estructura. Suma a formar parte a la reactivación del Gran Capitán, la creación de 3 ramales nacionales: el Federal Andino, paralelo a la traza de la Ruta 40; el Federal Norteño, integrando Jujuy con Formosa y Chaco para conectar con Misiones; y el Federal Atlántico, paralelo a la Ruta 3 desde Buenos Aires hasta el sur del país. Estos 4 ramales ferroviarios, integrados con los ya existentes que unen de Este a Oeste distintos puntos del país, permite la integración del territorio nacional, generando fuentes de empleo, reactivando economías regionales, reduciendo los impactos en el medio ambiente de que las cargas tengan que ser transportadas en largas distancias, e incluso, representa un abaratamiento de los costos ya que el ferrocarril es un medio de transporte 30% más económico que el camión.
El camión en sí no sería reemplazado enteramente por los demás medios de transporte contemplados en el proyecto de ley, pero sí se modificaría. Como ya dijimos, el beneficio que tiene el camión es que llega a lugares donde los trenes y barcos no llegan, por ende tienen una misión fundamental en el transporte terminal desde los puertos o estaciones del ferrocarril a los mercados centrales y demás canales de distribución que requieran el uso de estos en un radio de no más de 150 km, por lo que a partir de ese punto siempre va a ser preferible el tren en términos de costos y eficiencia.
Esto permite tener una dinámica de logística más ágil y económica, además de devolverle a los compañeros camioneros, que a veces manejan días enteros entre destinos, de estar más tiempo con sus familias.
Como ya dijimos, el transporte más económico es la barcaza. Que, a misma distancia, sólo representa un 10% de costo comparado con lo que sale transportar la misma carga en camiones. Sin embargo no deja de existir la limitante de que este modo de transporte sólo se restringe a ríos y, por cuestiones de tiempo, estrictamente destinado a productos poco o nada perecederos.
En el espíritu de la vieja ELMA, los buques debían destinarse exclusivamente al comercio exterior. Sin embargo, solo para sumar a la comparativa, también el barco es un medio de transporte más económico respecto del camión siendo su costo sólo el 40% para misma carga y distancia.
Para este punto está más que claro que, recapitulando, solo resta juntar la voluntad política pues, el proyecto de ley, incluso contempla que se financie el desarrollo de estos medios de transporte mediante impuestos a la propia actividad y no tocaría las arcas existentes del Estado. Básicamente, nos devolverán un poco de lo que nos vienen robando hace años las multinacionales que se benefician todos los días que siguen pasando sin que Argentina tenga una política de soberanía nacional en torno a la logística interna y externa.
Licor y baladas para embaucar
En momentos de crisis de representatividad política, en donde la cantidad de pobres en nuestra Patria va in crescendo sin cesar hace años, donde cada vez más el sistema vende como oportunidades las injusticias estructurales, y donde los horizontes resultan cada vez más oscuros gracias a la pérdida de memória colectiva, resulta necesario volver a las bases fundacionales del país.
La respuesta a este sistema que cada vez se torna más sanguinario y busca todos los días nuevos culpables para sus propias miserias es, y siempre va a ser, política. Resignarse a cómo funciona el mundo actual sólo beneficia al propio sistema y no podemos abandonar, al menos hoy, la lucha que representan esas banderas que algunos decidimos levantar el 24 de Marzo y el 17 de Octubre.
ELMA XXI no es otra cosa que eso: la actualización doctrinaria de un modelo que ya supo funcionar en nuestro país. Un proyecto fundado en un ideal que, a pesar de las bombas y los fusilamientos, no han podido vencer y vive en la conciencia colectiva de que existió otro país.
ELMA XXI es una de las llaves que hoy están a la mano para recuperar ese país. Ese país donde el desempleo no era moneda corriente en la historia familiar, donde los pibes iban al club a jugar y no a saciar el hambre, y donde nadie debía resignarse a la falta de proyección de una vida con casa propia y trabajo.
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