IMPSA: La entrega de nuestra soberanía

INFORME

IMPSA: La entrega
de nuestra soberanía

Por:  David Pizarro Romero

La primera privatización demuestra el objetivo que persigue esta gestión, destruir la Nación. Un paneo por la empresa estratégica para la defensa y el desarrollo industrial argentino.


Se hizo efectiva la primera privatización de la era Milei. Industrias Metalúrgicas Pescarmona, más conocida como IMPSA, pasó a manos de un grupo de empresas norteamericanas conocido como Industrial Acquisition Find (IAF) y su socio Arc Energy. En esta nota te vamos a contar cómo esta decisión no solo impacta negativamente en la industria de la Defensa, sino que atenta contra la soberanía nacional. 

Comencemos por el principio, ¿conocías IMPSA? ¿Sabes a qué se dedica? Veamos algunos datos sobre actividades pasadas y presentes de la compañía. Algunos nos mostrarán un pasado de gloria (al que se podría volver con un buen manejo, aunque en esta actualidad parece que estuviéramos hablando de una fantasía de Tolkien) y otros nos van a mostrar (a pesar de todo) su relevancia actual. 

IMPSA ve la luz en 1907, su fundador fue Epaminondas Pescarmona que funda sus Talleres Metalúrgicos en Mendoza para la fabricación de piezas de repuestos de material de fundición de hierro, equipos para la industria vitivinícola y compuertas para los canales de irrigación. 

Desde allí la empresa no para de crecer, con el tiempo la empresa se enfoca en la producción de equipamiento relacionado con la energía hidroeléctrica (turbinas e infraestructura), equipamiento portuario (en particular la construcción de grúas) y en la fabricación de suministros y equipos para la industria nuclear. 

En lo que respecta a Defensa, la empresa tuvo participación en la fabricación del TAM original en la década de 1980, así como en otros programas militares como los submarinos TR-1700 y coheteras. 

A partir de la década del 90 la empresa entró en una espiral de crisis económicas a pesar de seguir teniendo proyectos específicos y de excelencia. Estas crisis fueron de tal magnitud que en el 2020 el Estado Nacional compró el 63% de IMPSA (a través del FONDEP) para poder rescatarla, el gobierno provincial de Mendoza compraría el 21% y el restante seguiría en manos privadas (nacionales). 

El problema es que la empresa nunca pudo ser capitalizada, ni tampoco logró ser superavitaria. El estado nacional tuvo que inyectarle dinero cada año que la poseyó y por otro lado nunca logró la obtención de contratos de gran porte que le hubiesen permitido a IMPSA ponerse de pie y continuar funcionando por sus propios medios. Esto se debió más que nada a la falta de decisión política que la gestión de Alberto Fernández (el famoso rayo albertizador) mostró en estos temas. 

Ahora hay que decir que al 31 de diciembre de 2023 la empresa tenía un balance de 37 mil millones de pesos y al finalizar el 2024 el balance era de un negativo de casi 19 mil millones de pesos. 

La empresa se vendió en alrededor de 27 millones de dólares. Ustedes dirán, nada, un robo. En parte sí, en parte no. La empresa hoy tiene deudas por 576 millones de dólares.

IMPSA hoy es una empresa deficitaria, que da pérdidas. Entonces, ¿estamos diciendo que el gobierno de Milei hizo bien? La respuesta es un rotundo NO. Por dos razones, primero porque había alternativas a una privatización a manos extranjeras y segundo por su relevancia estratégica.

En cuanto a la primera razón, vuelvo a mencionar la diferencia entre los balances de fines de 2023 y 2024. Durante el 2024 la gestión de Milei claramente no invirtió un peso en la empresa, no se preocupó por sus contratos ni por mejorarla y con eso llevó al desastroso balance de 2024 lo cual obviamente baja su valor a la hora de una posible venta. En vez de esto lo que se debería haber intentado, y que tampoco lo intentó el gobierno anterior, era lograr que la empresa tuviera más ingresos que egresos, negociando contratos con otras áreas del Estado. 

Los proyectos que maneja IMPSA son de una escala enorme, entonces en la Argentina no hay privados que puedan sostener dicho esfuerzo, solo el Estado, pero esto no sucedió. Dicho esto, respecto a las alternativas sobre qué hacer con la empresa, el modelo de YPF podía haber sido una posibilidad, es decir, tratar de retener el control de la mayoría accionaria y ver de hacer flotar el resto en el mercado, es decir, conseguir inversores privados (nacionales o extranjeros) pero sin darles el control de la empresa.

La segunda opción era asociarse con una empresa de afuera como puede ser la misma IAF pero en lugar de vender la empresa, encapsular, crear un joint venture y armar un negocio donde IMPSA aportaría la capacidad industrial, el know how todo y su contraparte extranjera traería el negocio y algo de capital para luego repartirse entre ambos las ganancias. De esa manera se podrían haber ido generando negocios privados de exportación como es este mismo que proponen IAF y Arc Energy, que es construir grúas para Estados Unidos a fin de reemplazar las chinas que ahora existen allá en el país del norte. 

Es una locura que en vez de aprovechar un hueco en la industria norteamericana (no tienen la posibilidad de fabricar grúas a gran escala) para llenarlo con equipamiento argentino, directamente se venda la empresa a capitales de dicho país. 

De hecho, IMPSA ya tenía un proyecto en Estados Unidos de grúas, con lo cual este mismo proyecto podría haber sido usado para potenciar la empresa. Ahora, la segunda razón es la más importante, hay situaciones en la que la relevancia estratégica debería ser más fuerte que un balance superavitario.

Ayer con amigos discutíamos si Boca debería pagarle lo que pide a Paredes para incorporarlo en este mercado de pases. Y la respuesta fue un rotundo sí, Boca debería romper el chanchito y pagarle una fortuna anual a Paredes, un campeón del mundo que en Boca haría la diferencia. Lo mismo pasa con un país y sus intereses nacionales. Desde Adam Smith hasta Clausewitz, desde Napoleón hasta Perón, todos tenían en claro que hay cuestiones que son vitales para una nación y no deberían negociarse ni regalarse, más allá de su costo. 

IMPSA es vital para el presente de la defensa, pero también es vital para la soberanía nacional.

Es vital para el presente de las FF. AA. porque IMPSA es un socio clave del Ejército Argentino en el armado de los nuevos TAM 2C. El Tanque Argentino Mediano (TAM) es, desde la década de 1980, la principal arma blindada del Ejército Argentino (podés ver un informe sobre el TAM haciendo click acá). Fabricado originalmente en el país, sigue siendo en el presente un sistema de armas fundamental para lo cual, desde hace unos diez años, se trabaja en un proceso de modernización que ya entró en fase de serie.

Y es que IMPSA fue seleccionada durante 2022 y 2023 como contratista principal para el mecanizado de las torres, la fabricación de soportes, canastos y los faldones de protección lateral de las orugas; así como también la fabricación de repuestos para la recorrida integral y modernización de las bateas del tanque. Estas tareas también incluyen la recuperación de las ruedas de apoyo y las ruedas tensoras, amortiguadores, tanques de combustible y tramos de oruga.

Desde el Ministerio de Defensa no pudieron confirmar si en la venta de IMPSA de ayer estuvo el condicionamiento de continuar con este proyecto vital para nuestro EA (Ejército Argentino). Si, como parece, los gringos solo se enfocan en la construcción de grúas y el tema de las energías (hidroeléctrica), el futuro del TAM 2C estaría sentenciado.

Otro punto es que, desde el Ministerio de Defensa, confirman que IMPSA incurrió en demoras importantes, cobró una buena parte de la plata que las FF. AA. le dio, pero le está debiendo al EA varias entregas. Entonces, acá hay otro problema, IMPSA necesita más dinero para poder terminar los trabajos relacionados al TAM, porque claramente se ve que se usó la plata para otras cosas. 

Lo que IMPSA no le está entregando al ejército va a generar que la modernización del TAM entre en un parate el año que viene y no se pueda continuar con el proyecto, y eso sería catastrófico. Si se cae IMPSA como proveedor del TAM, el proyecto corre un serio riesgo de continuidad porque encontrar otro proveedor alternativo que pueda retomar ese trabajo no se logra en dos minutos, seguramente lleve muchos meses. Y el tiempo que pasa entre que se encuentra, se acopla un nuevo proveedor y se puede volver a abastecer a la línea, puede significar que el proyecto quede muerto. Probablemente se deje de pagar a los israelíes (el otro socio en la modernización del TAM), o bueno, quizás no, también se le puede pagar todo, pero vas a recibir todos los equipos antes de tiempo, y los equipos tienen un periodo de garantía los cuáles pueden llegar a vencerse antes de lo previsto, cosa que también arruinaría la línea de producción.

Teniendo en cuenta experiencias pasadas, si el proyecto queda parado uno o dos años nunca se sabe si después lo van a querer retomar. Entonces, es clave que IMPSA siga en funcionamiento y, sobre todo, siga con los proyectos que tiene en el presente. Obviamente, el de modernización del TAM 2C es una prioridad, pero para eso necesita plata y una decisión política. Y visibilidad, por eso hoy escribimos desde El Aluvión sobre esto, el mundillo de la Defensa debe hablar de esto. 

Por último, la relevancia estratégica de IMPSA no termina con lo expuesto. IMPSA posee gran experiencia y reconocimiento internacional en el desarrollo de productos para el aprovechamiento de energía hidroeléctrica y nuclear. El sector hidroeléctrico es su fuerte. Es la única empresa en América Latina con desarrollo de tecnología propia para hidráulica. No solo turbinas, diseña y fabrica con tecnología propia todos los componentes hidroelectromecánicos que tiene una central. Actualmente, tiene unas 200 turbinas instaladas en todo el mundo.

Repito, NO hay otra empresa en toda América Latina que posea esa tecnología. Si se extranjeriza perdemos un activo muy valioso.

En la industria nuclear, IMPSA realiza también la fabricación y suministro de equipos desde hace 40 años, siendo la única empresa en Latinoamérica con Certificación ASME N para el diseño y fabricación de componentes nucleares clase 1. Actualmente está fabricando los componentes principales del Reactor Carem 25M.

En su página, IMPSA afirma que: “La planta para la fabricación de componentes nucleares de IMPSA, (Sala Nuclear), es una de las más grandes y modernas que existen. Sólo hay tres empresas en Latinoamérica que cuentan con la certificación nuclear Asme N, aunque en el caso de IMPSA, es la única que certificó con diseño propio, no de terceros”.

Leyeron bien, no hay otra igual en Latinoamérica, su capacidad técnica, humana y su infraestructura son únicas e invaluables. 

Es vital denunciar esta pérdida de soberanía que acaba de tomar forma. El gobierno nacional (que de nacional no tiene nada) anuncia que es la primera de muchas, todo se ve difícil porque pareciera que nuestro barco hace agua por todos lados, pero no por eso nos vamos a quedar de brazos cruzados sin, aunque sea, denunciar lo que está sucediendo. 

No se puede defender lo que no se ama ni amar lo que no se conoce, hoy conocimos sobre IMPSA y su enorme valor para nuestra Patria. 

Defendámosla. 

Difundamos esta noticia. 

Es el primer paso. 

  

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