COMUNIDAD
Septiembre:
Sin lugar para los débiles
Por: Facundo Cabral
Mes de efemérides y contrastes, entre el discurso polarizador de Milei y la visión humanista del Papa Francisco sobre el sentido de la Justicia Social.
Novena entrega de este reporte mensual, escribo en primavera con 34º grados a la sombra de un lapacho florecido en mi querida provincia, aquí donde un 24 de septiembre de 1812 se libró la Batalla de Tucumán, una gesta heroica en la que Belgrano, Bernabé Araoz, la Virgen de la Merced, una manga de langostas y 2000 patriotas se juntaron para derrotar a los 4000 realistas del bando enemigo frenando su avance y obligando a Pío Tristán a correr por la Ciudadela.
Hablando de Libertad
El 28 de septiembre La Libertad Avanza realizó un acto partidario en el Parque Lezama, aunque después de escuchar al presidente se podría rebautizar como Parque Les-odia 😝, si ya sé, perdón.
El discurso del peluca resulta cada día menos atractivo, Milei ya no puede romper con la inercia de lo esperable, lo más llamativo fue la aparición del jefe, que aun con su garganta ahajada, su tono arrabalero y una flaca retórica, logró generar impacto.
El presidente arrancó diciendo: “Almas libres, leones heroicos, leones que despertaron porque no quisieron ser sacrificados en el altar de la maldita justicia social”
Lejos de aquellas manifestaciones espontáneas convocadas por las redes en los tiempos de campaña, Milei eligió comenzar maldiciendo a la justicia social en el más peronista de sus actos.
El presidente no dice nada nuevo y solo se dedica a ampliar el universo de lo que considera la casta: periodistas ensobrados, encuestadores y empresarios. ¿El poder Judicial?, todavía no.
Milei comenzó a representar un objeto de consumo y no un sujeto de creación, a 10 meses de gobierno vemos como su política se va quedando corta y la apelación a las banderas de la libertad comienzan a ser difusas, impalpables y sobre todo incomestibles.
Milei se extiende, pero no profundiza, es como un vendedor ambulante que se enamoró de una fórmula que le permitió vender, pero no conservar a su clientela. A falta de nuevas narrativas es muy probable que su núcleo duro sea cada vez más chico, radicalizado y violento.
De hecho, el acto del Parque sirvió como bautismo de fuego para su guardia pretoriana, un exclusivo grupo de militantes que se dio a conocer bajo el nombre de Los Cruzados de Milei.
Teorías de la Justicia
¿Por qué Milei eligió atacar a la idea de justicia social y calificarla de maldita? Hay muchas teorías sobre la justicia, pero a los fines de tirar alguna que nos sirva para encontrar lo que buscamos veamos un contrapunto entre dos concepciones liberales y contemporáneas de la justicia.
En su libro Teoría de la Justicia (1971) el filósofo americano Jhon Rawls dice que toda moral se construye a partir de un punto de vista, los principios morales que se aceptan como válidos son los que uno está dispuesto a aceptar. Para respaldar esa hipótesis crea una ficción: “la posición originaria”, en donde los agentes deben establecer por consenso los principios de la sociedad futura en la vivirán.
En ese hagamos como si, un velo de la ignorancia se apodera sobre los participantes impidiéndoles saber qué les deparará el futuro, no saben en qué familia nacerán, ni con cuántos recursos van a contar, ni si van a ser lindos, habilidosos, inteligentes etc.
Desde esta representación, Rawls, que cree en la racionalidad de los hombres para establecer acuerdos virtuosos, supone que nadie quisiera arriesgarse a que le toque lo peor, “los jugadores no son tontos” de lo que desprende que un individuo que desconoce cómo terminará, es probable que no privilegie a una determinada clase de personas, sino que más bien desarrolle un esquema de justicia que trate a todos desde una posición inicial más o menos pareja.
Desde otro punto de vista, Robert Nozick en Anarquía, estado y utopía (1988) resalta la imposibilidad de garantizar la igualdad material y de oportunidades, en su razonamiento considera que al ser las desigualdades inherentes a la condición natural del hombre, el individuo no puede intervenir para cambiar esta condición, bajo este argumento una idea de cooperación social impuesta por el Estado en donde se beneficie a los menos aventajados, violaría los derechos de las personas, es decir, iría en contra del derecho a la propiedad privada y a la libertad, por lo tanto, sería injusta.
Resumiendo, dice algo así como: salí del medio Estado ladrón, no hay porqué intentar emparejar lo que naturalmente nace desigual. Cualquier redistribución de los bienes conspira contra el buen funcionamiento del mercado y la libertad de intercambio de los particulares.
Vemos cómo, a pesar de las diferencias entre esas dos teorías, existe cierto consenso en definir a la justicia como la virtud de darle a cada cual lo suyo.
Es justamente sobre qué cosa es lo suyo donde aparece el conflicto. Milei atacó a la justicia social bajo los mismos presupuestos por los que en algún momento tildó a Francisco como “el imbécil ese que está en Roma, el representante del Maligno sobre la tierra”.
Bajo su mirada anarcocapitalista, la justicia social es un producto de la envidia, el odio y el resentimiento. Respaldado -en su creencia- por el antiguo testamento (Samuel 8) se anima a decir que la justicia social es un robo y el Estado una aberración que esclaviza y promueve un régimen de miseria. En contrapartida, el liberalismo promueve el comercio, la prosperidad y las buenas costumbres.
Desde esta modesta columna, digamos que la justicia social significa no dejar tirado a nadie, recibir al extranjero, curar al enfermo, proteger a los más débiles, garantizar un piso mínimo de derechos que posibilite la igualdad de oportunidades. La asignación universal por hijo -duplicada enhorabuena por el gobierno actual- por poner un ejemplo, es una medida que responde a los criterios de justicia social que el propio presidente maldice y combate.
¿Ustedes ven muchos enanos por la calle?
La interacción entre humanos y máquinas nos van formateando hacia una disolución de la alteridad y la estandarización de la experiencia y de los cuerpos. Los cirujanos plásticos están acostumbrados a que sus clientes les pidan las mismas caras, caras como filtros que tienden a borrar la expresión de los rostros y a homogeneizar una estética hegemónica.
Cuando el 20 de septiembre en un discurso frente a los movimientos sociales el Papa Francisco preguntó por los enanos estaba preguntándonos ¿qué estamos haciendo con el otro?, que es una forma sutil de preguntar: ¿Es todavía posible la convivencia humana?
En una crítica al economicismo imperante, Francisco sostuvo que: “Las ideologías deshumanizadas promueven una cultura muy fea, la cultura del ganador, que es un aspecto de la cultura del descarte. Algunos llaman a esto meritocracia. Parados sobre éxitos tratan a los otros como perdedores. Regodearse desde la supremacía, mirar con desprecio, mirar con odio, así se gesta la violencia y el silencio de la indiferencia que habilita el rugido del odio”.
Si Milei es un fiel representante de las ideas del individualismo utilitario, el Papa es un gran exponente de la justicia social. Son las ideas del uno y del otro las que hay que poner en discusión y no tanto los gestos, los nombres, las cosas.
Gran parte de la impotencia de nuestra era se debe a esa relación problemática entre hiperconexión virtual y desconexión con lo real. Como resultado, habitamos un presente donde lo social se descompone y el sálvese quien pueda se impone como necesario.
Bifo Berardi, en opinión que comparto, advierte que: nuestra sensibilidad entendida como la capacidad para sintonizar la frecuencia no verbalizada, se encuentra interferida y saturada por la constante exposición a la radiación permanente de datos.
Esa sensibilidad que, por ejemplo, nos permite identificarnos en el otro desde un sentimiento empático, se encuentra en un proceso de mutación difícil de mensurar producto de la penetración tecnológica. No se trata solamente de discutir el valor de la justicia social para la construcción de una sociedad menos desigual, es nuestro deber problematizar y sincerarnos también sobre cuál es la libertad que queremos.
En este punto, considero que la igualdad de oportunidades es la condición necesaria para una libertad real ya que nadie puede realizarse en una comunidad que no se realiza.
Si no comprendemos, o al menos intentamos comprender en su justa medida esta fenomenal mutación antropológica en la que estamos insertos, será imposible proponer un nuevo reparto que permita la recuperación de lo político como construcción de comunidad.
“La cultura humana de un pueblo se ve en cómo cuidan a sus chicos y a sus viejos” dijo Francisco en esa charla que citamos más arriba, la pobreza infantil en Argentina pasó del 57,5 % en el segundo semestre de 2023 al 70,8 % en el primer trimestre de 2024, esto quiere decir que 7 (siete) de cada 10 (diez) chicos son pobres.
A su vez, quienes vetaron el aumento a los jubilados fueron considerados héroes y agasajados con un asado. Chicos y viejos maltratados por igual. Algo se rompió en la cultura humana argentina y no es tarea de una generación sino de varias hacer algo para recomponerla.
PD: Mis amigos de Cancha Rayada me hicieron esta entrevista donde cuento un poco sobre nuestra experiencia militante en el Justicialismo Libertario allá por el 2010. JEJE, libertarios.
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